𝟎𝟒 | 𝐕𝐀𝐂𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍

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—Vaya

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—Vaya. —fue la primera palabra que salió de la boca de Lucifer al ver con sus propios ojos el verdadero mundo. Si quitamos el hecho de el caluroso desierto era un lugar maravilloso en donde si tienes mucha suerte y conoces perfectamente bien las indicaciones podrás lograr el hallar magníficas creaciones de Dios como oasis o hasta flores de brillantes colores, pero la sociedad humana era, para el pensamiento del ángel caído, una jodida copia del infierno—. La última vez creí que habíamos dejado este lugar en armonía, ¿Qué mierda pasó aquí?

Egipto. La tierra antigua. El lugar que su padre atesoraba en secreto y a dónde envío a todos sus hijos de israel a prosperar en un estado de paz y de alegría en conjunto con los mismos de su especie. Él creía que había impartido la ley de: ama a tu semejante, no la ley de: azota con más fuerza al inferior hasta hacerlo sangrar y gritar de agonía.

—Parece que estoy en un parque de diversiones, hay mucho que mirar. —dijo entre carcajadas bajas al andar alrededor de las calles y entre los puestos de venta de los egipcios.
De licores demasiado fuerte, hasta profetización de religiones incultas a la de su padre. Todo lo que él estaba viendo ahora mismo era la peor pesadilla de Miguel o de cualquier otro seguidor de Dios—. Oh, vaya. —dijo en tono coqueto al ver como una jovencita de ropas promiscuas se acercaba a él con claras intenciones de persuadirlo y llevarlo a cama—. ¿Qué tal, hermosa creación del mundo? —un halago así generó en la chica un rubor en sus mejillas.

—¿Por qué no viene a disfrutar conmigo, extranjero? Le prometo que le haré sentir complacido con mis grandes habilidades. —sus brillantes labios rojos eran tan seductores que sedujeron por completo al antes arcángel; sin mediar palabra alguna tomó el camino que esa mujer decía con su guía de ayuda y llegó hasta una casa donde los dibujos de mujeres bailarinas se hallaban en las paredes de piedra.

La música podía oírse aún estando afuera de ella y se intencificaba a medida que se acercaba más a la puerta de entrada.
Al pasar a través de una cortina de lino blanco, la imagen que vió a continuación lo dejó tan sorprendido que sin duda alguna lo retrataría en pintura para después mostrárselo a sus hermanos y ver sus reacciones de terror, asco y completa lástima.

—Oh por...Dios. —la ocasión lo ameritaba. Nombrar a Dios dentro de un lugar así era terrible y Lucifer no desperdiciaría la oportunidad de hacerlo. Las mujeres que bailaban ante los hombres casi desnudas de manera seductora era tan hermoso y los miles de hombres alrededor que sin siquiera respetar el bello cuerpo femenino se atrevían a tocar este de manera incorrecta que le parecía divertido.

—Ven aquí. —oyó el susurro de la voz de la misma mujer que lo condujo a tan...maravilloso paraíso, para llevarlo a un lugar distinto dónde varias habitaciones se hallaban con sus puertas cerradas.

Muy buenas vacaciones.

Pensó el diablo antes de entrar a una habitación vacía con la humana por detrás suyo.

Los siguientes días en los que él pasó en la tierra fueron completamente locos.

De prostituta en prostituta, de beber hasta el licor más suave al más fuerte que tenían en los lugares, de practicar orgías a disfrutar hasta del cuerpo masculino...eran vacaciones verdaderamente placenteras y hasta terapéuticas (podemos decir) ya podía sentir su cabeza libre de tanto penso que podía llegar a tener el jodido reino del infierno que tanto su papi quiere que reine.

—¿En qué tanto piensas? —las manos una de una bailarina se atrevieron a tocar su cuerpo santo con pudor. Jamás antes había disfrutado del tacto humano como en estos últimos días.

—Pienso en mí padre. —contestó—. En como él ha de estar ahora y en lo que podría estar pensando.

—¿Acaso te fuiste de casa sin decirle nada? —la charla que estaban sosteniendo lo hacían teniendo a una de las partes desinformada por completo y sin saber por completo de que se referían al mismísimo creador del mundo entero.

—Algo así. —volvió a contestar—. Estoy seguro que enviará a alguno de mis hermanos a buscarme tarde o temprano. Es por eso que —se levantó de la cama para ir a servirse un vaso de licor— debo de disfrutar al máximo mis vacaciones aquí en la tierra.

Las risitas de la prostituta tomaron desprevenido a Lucifer.

—Es gracioso que te refieres a ti como si no perteneciera a este mundo. —el rostro de él tenía una expresión en donde no parecía estar riéndose o tampoco divirtiéndose del tema, es algo que generó dudas en la mujer—. ¿No es así?

—Oh, querida. —Samael fue hasta ella para tomarla del rostro con delicadeza y obligarla a verlo directamente a sus ojos celestes—. No tienes ninguna idea de quién soy realmente. —el destello de sus iris generó en ella un terrible susto que la hizo gritar.

Los dioses eran tan temidos para los humanos que no sabían exactamente en cuales confiar o a cuales temer.

¿Quién era esté dios?, ¿De qué era capaz de hacer?

Ni siquiera ella podría saberlo porque ya ni siquiera existía en ese mundo.

—Que asco. —limpió sus manos con la tela del vestido de esa mujer. La sangre es difícil de sacar cuando ya se había secado y la única forma de deshacerse de ella es con agua.
Ahora mismo él se sentía tan agotado para siquiera salir y limpiarse con el agua de la fuente del salón principal.

Se recostó al lado del cuerpo de la mujer con la tuvo sexo por unas cuantas horas y miró atentó al frente, perdido en la nada.

—Los humanos son divertidos. —comentó de repente—. Pero tan débiles. —miró a su costado para verla con calma. Era tan bonita que aún cubierta de sangre no desaparecía el brillo de sus ojos cubiertos de lágrimas—. No entiendo lo que padre ve en ustedes. Se supone que deberían de ser leales a él y están ahora aquí, atrapados en este infierno conmigo. Quizás es su castigo por ser tan malos hijos.

Lujuria...

Había por doquier. El aroma de la lujuria era encantador, pero aquí era un aroma tan fuerte que le generaba náuseas.

Avaricia...

Envidia...

Ira...

Tres pecados que en serio le generaban molestia, estaban tan presentes en cada esquina del maldito pueblo egipcio.

—¡Salve, oh gran y poderoso Seth, rey del mundo entero! —se oyó el grito de una persona desde afuera.

Blasfemia...

𝐒𝐀𝐌𝐀𝐄𝐋 . ENNEAD✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora