15: Cena

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Seokjin había pasado por alrededor de diez florerías, no encontraba ningún ramo que le convenciera para llevar a la casa de Yoongi. Creía que recorrería toda la ciudad en busca del perfecto ramo de flores.

Todo le causaba muchos nervios.

Quería lucir bien, ser lo suficiente para que los padres de Yoongi le aceptarán como uno más de ellos.

Tenía bastante presión en su espalda, sentía que llevaba un saco de piedras en ella.

Cuándo llegó a la última tienda en su ciudad suspiró, había llegado hasta el final de su ciudad solo para conseguir un ramo de flores.

Se bajó estacionando su moto en la cera, compraría el ramo de flores en esa florería, no sería malo después de todo.

Eso esperaba.

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Había comprado un ramo de rosas rojas y un pequeño pastel de fresas, todo el camino se aseguró de no estropear los pétalos ni el pastel, para su suerte llegaron en una sola pieza.

Se encontraba fuera de la casa de los Min, con un ramo de flores en sus manos y un pastel. Se daba ánimos para tocar la puerta y presentarse a los padres de Yoongi

Era una tortura seguir estancado en la cera mientras acomodaba las palabras en su boca.

¿Cómo sonar lo bastante decente?

No sabía, su lengua se trababa al tratar de ensayar.

Estaba tan concentrado en desenredar su lengua que no se dio cuenta que una cabecita menta le miraba desde la ventana. Yoongi sonreía con ternura viendo como su novio tenía una batalla interna.

Antes de bajar por las escaleras y de un último vistazo en el espejo, girando en sus talones, viendo lo bonito que se veía.

Quería lucir bonito para su novio.

Bajó corriendo por las escaleras, casi saltando de alegría, Arreglando una última de su cabello abrió la puerta viendo cómo Seokjin aún tenía una lucha interna.

—Noches buenas, señores. —Seokjin se golpeó en la cabeza por la estupidez que acababa de decir, estando nervioso y ansioso le hacía la boca un enredo.

Cerrar los ojos para pelear consigo mismo en su cabeza para que pudiese elaborar palabras decentes.

Fue sorprendida por unos brazos que se envolvieron en su cintura. Abrió los ojos encontrándose con la cabeza menta de Yoongi.

—Jinie ¿Que hacías? —Pregunto riendo.

—Nada. —Rió. —Déjame verte, Yoonie.

Yoongi dejo de abrazar a Seokjin y dio una vuelta frente a él. Mostrando la blusa con encaje en el cuello y los pantalones negros que se había puesto, se veía bastante elegante, pero aún así su vibra adorable resaltaba.

—Ye ves muy hermoso. —Halago Seokjin. Pasando una mano por la cintura de Yoongi acercandolo.

Para que ambos se besaran.

Oh, sus labios eran tan dulces, tan adorables, tan suaves, hacían un gran contraste con los labios secos y fríos de Seokjin. El sabor de la boca de Yoongi siempre era dulce, sabía a miel y a vainilla, en cambio la boca de Seokjin sabía a cigarros.

Cigarro acaramelado  ❁۪۪Jinsu❁۪۪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora