Capítulo 7- Misión

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-Estas listo?-

Una enfermera le preguntaba a un niño que estaba acostado boca abajo en una camilla

-Listo-

La chica miro hacia los lados y se acerco al niño y en voz baja pregunto

-Seguro que quieres hacer esto?-

-Mas que seguro.-

Ahora la enfermera le inyectaba una gran aguja en la parte baja de su espalda.

El niño no sentía nada, sin ser por la anestesia, seria un dolor tan fuerte como la misma muerte.

Le extrajeron al niño "medula ósea" y el muy orgulloso se lo dio a su mama.

Milagrosamente exitoso

....

David cabizbajo seguía a Esteban por las calles.

Hasta que Esteban hizo que volvieran a cambiar de lugar

David de mala gana reclamo

-¿Ahora qué? ¡¿En dónde estamos?!-

Ahora estaban en un lugar sin gente, estaban en una especie de monte, con arboles frondosos y una vista espectacular, pero eso no le importaba, no podía disfrutar.

El ambiente era pesado, el corazón de David le dolía, que estaba pasando, ya no quería sentir mas

-Creo que es necesario que te acuerdes de esto-

Eso no respondía su pregunta

Y antes de que David pudiera replicarle, Esteban se acerco y puso sus manos en su cabeza apretándole.

...

Tal vez tu no te acuerdas, pero te vas a acordar. Quiero que mires a tu hermano.

La voz de Estaban resonó en su cabeza, era un cuarto completamente negro, y de pronto vio a su hermano.

Tu misión en esta vida ah sido completa David. Todo lo que tenias que hacer, lo hiciste. Y déjame decirte que alguien allá arriba esta muy orgulloso de eso.

Tu misión era salvar a las personas. Con tus pequeños actos. Ser esa persona que gracias a su sonrisa siempre los llevaran en su corazón, que gracias a sus palabras cambian.

Tu te ofreciste.

Salvaste a tu madre. Salvaste a tu hermano, lo estas salvando. Salvaste la chica de ojos brillantes, la sacaste de sus pensamientos suicidas.

Tu le das tu corazón a las personas que te rodean, con una mirada, un abrazo, un cuidado, una frase, tu le diste tu corazón a cada cosa que hacías, por eso fuiste tan exitoso, tu y tu guitarra.

Tu te diste

Te entregaste.

En ese momento, David recordó muchas cosas, pero aparte de recordar sintió.

Recordó la enfermedad de su madre, la enfermedad de su hermano. Sus amigos, sus pasiones. Todo, o bueno casi todo. Todavía no recordaba el por qué se había muerto, aunque tal vez ya se daba una idea.

Te doy mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora