METANOIA | bnha

01

Donde todo empezó.

El ronroneo constante de su acompañante felina es lo único que se puede escuchar en su habitación.

Está sola, como desde hace cuatro años. Su única compañía fiel es su pequeña gata de pelaje azabache, exactamente igual al de su cabello.

Le reconforta más de lo que debería, pero no tiene pensado quejarse al respecto.

Su lápiz entre sus delgados dedos se desliza con suavidad y agilidad sobre la blanca hoja de papel que cumplía su función de lienzo en ese instante. Dibujando pequeños trazos que con el tiempo van tomando forma.

Acaba de tener un sueño extraño y confuso, ni siquiera ella sabe lo que significa. Sin embargo, no es el primero que tiene.

Se aparta de la hoja para mirarla desde una mejor perspectiva, y finalmente es capaz de ver lo que había estado dibujando durante cuatro horas.

Es un reloj circular, éste se mantiene levitando encima de un pedestal, y es rodeado por una luz radiante que da énfasis al objeto que andaba rondando en su mente.

A simple vista, todo parece normal en el dibujo. Pero hay algo extraño en él, algo que solo ella sería capaz de entender.

Las manecillas están perfectamente dibujadas, con detalles resaltantes y llamativos, pero éstas están girando en dirección opuesta.

No cualquiera lo notaría, porque no es más que un simple dibujo, pero la azabache sabe que es especial, sin embargo, todavía no sabe porqué.

Lo mira un poco más, intentando descifrar el mensaje oculto que contiene, pero al igual que con sus anteriores dibujos; no encuentra nada.

Sabe que es importante, porque es uno de esos sueños que se distingue a todos los demás.

La típica habitación blanca que siempre tiene en el centro un pedestal... Aquel pedestal que siempre tiene algo distinto sobre él.

Es la quinta vez que sueña con esa habitación, pero no encuentra nada diferente además del objeto que se posa sobre el pilar.

De algo está segura. Hay un patrón en esos sueños, y sus dibujos se lo confirman. Pero no logra entender qué tienen que ver con ella, y tampoco está muy dispuesta a averiguarlo.

Sin darle más importancia, agarra el dibujo con cuidado y lo deja junto a los otros que ha hecho en el transcurso de los últimos dos años.

Los mira con rapidez a todos una última vez antes de cerrar el folder donde los guarda, para después dejar este dentro de un cajón.

Oculto de todos, especialmente de él. Lo que sea que signifiquen esos dibujos, no se arriesgará a que él lo sepa antes que ella.

No podía permitirlo.

Los meses pasan, y sin darse cuenta es octubre. Dos meses desde que tuvo uno de esos extraños sueños, dos meses y aquella habitación blanca con el pedestal en el centro vuelven a aparecer en sus sueños de manera inesperada.

Al igual que las cinco veces anteriores, todo es exactamente igual, a excepción del objeto que está sobre el pedestal.

Esta vez, es una serpiente pitón, y esta se mantiene en constante movimiento alrededor de un pájaro que por alguna razón dibujó con varios reflejos, queriendo darle un aspecto de espejismo, como una ilusión.

Una vez más, no comprende lo que ve. Pero termina plasmándolo sobre una hoja de papel con ayuda de un lápiz, y guarda el resultado junto a sus dibujos anteriores.