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Ya era 8 de julio, de noche, las chicas estaban en casa de Tzuyu. Estaban en pequeños grupos hablando de cualquier tema para conocerse mejor. Todas menos Mina, estaba en un rincón, mirando la hora en el teléfono preocupada. Suspiró.

— Tengo que irme... — Dijo en un susurro Mina, no podía quedarse un minuto más. Chaeyoung escuchó y se giró.

— ¿Eh? ¿Qué sucede Mina? — La de pequeña estatura no estaba preocupada, estaba curiosa. Mina se levantó.

— Tengo que irme. — Dijo más fuerte y se dirigió hacia la puerta para correr hacia el hotel. Sana la detuvo.

— ¿Pero por qué? Quédate más tiempo. — Aquella voz tan dulce... El olor a Vainilla... No.

— Sana... Tengo que irme. M-me da verguenza decirlo.

— Pero Mi-...

— ¡Déjala ir, Sana! — Gritó Momo y todas se asustaron, Momo bufó. — Que pesada eres... ¡No tiene por qué darte razones para irse! Si quiere irse que vaya y punto.

— Pero Momo-...

— Gracias. — Mina sonrió un poco sonrojada y Momo le devolvió la sonrisa, ahora sí, Mina se fue corriendo. Sana hizo un puchero.

— ¡Momo! — Se quejó Sana y las dos japonesas comenzaron a pelear. En la distancia, Nayeon y Jeongyeon se murmuraban cosas a la oreja.

— Está clarísimo que a Mina le gusta Sana... ¿Pero a Sana? ¿Y a Momo? — Le susurraba Nayeon a su pareja en la oreja.

— No lo sé... ¿Tú crees que acabe en trío?

— Yo creo que sí.

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Mina llegó corriendo al hotel, su olor cada vez era más fuerte, más intenso, estaba en celo. Cuando entró a la habitación de un golpe cerró la puerta y enseguida se desnudó. El calor la estaba matando.

Se tumbó en la cama que compartía con Momo, estaba sudando mucho, tenía demasiadas ganas de tener sexo. Para relajarse un poco decidió satisfacerse a si misma.

Acariciaba su miembro con delicadeza, lo único que pasaba por su mente era el rostro de Sana. Suspiró, con sus delgados dedos rodeó su propio miembro y sin poder quitarse a Sana de la cabeza, comenzó con movimiento rápido, de arriba a abajo.

Cada vez el movimiento se hacía más intenso y necesitaba ese dulce olor a vainilla... No podía creer estar haciendo esto. A la distancia olía el aroma a vainilla impregnado en la ropa de la mayor en la cual estaba pensando.

Soltaba gemidos, mientras más olía más pensaba en Sana. Hasta que la imaginó... Teniendo sexo con ella, ¿qué le sucedía? ¿Por qué era terriblemente excitante pensar en Sana de esa manera? ¿Por qué estaba a punto de correrse imaginandose a su amiga chupandole el miembro? Tan dulce...

Cuando por fin terminó, ya estaba más relajada pero aún tenía una necesidad. Se levantó de la cama, manchada, y fue hacia las maletas de Sana. Sacó una blusa cualquiera y la olfateo... Tan dulce. Podía hacerse millones de pajas mientras olía la fragancia de vainilla, pero eso era muy raro.

Dejó la blusa en su sitio y se fue al baño a darse una ducha fría. Fría y larga, necesitaba pensar en lo que acababa de ocurrir.

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— Sana. — Llamó Momo y la mencionada se volteó para verla. Estaba en la cocina, preparando un par de brownies.

— ¿Si?

Summer (MiSaMo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora