Día 1: Secreto

783 54 5
                                    

Vox siempre había tenido una filosofía de vida muy clara: no ponerse límites ni barreras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vox siempre había tenido una filosofía de vida muy clara: no ponerse límites ni barreras. ¿Para qué jurar a los cuatro vientos que no haría algo, cuando el aburrimiento lo llevaría a actuar en el terreno que él mismo había maldecido una década o dos atrás? La eternidad era demasiado tiempo para negar cosas. Y aunque esto seguía siendo cierto, no podía evitar sentirse impresionado al encontrarse allí, ileso y como un invitado. Bueno, quizás el término más apropiado sería aliado. O, en el peor de los casos, como posible cliente. La Overlord frente a él era todo un mito y leyenda que habitaba los confines del Infierno. Rosie era el tipo de belleza etérea que sobrepasaba cualquier expectativa, alta y elegante, con piel gris mortuoria y un corte de pelo que estuvo de moda en los años 20 pero que aun así gritaba elegancia. Rosie tenía esa elegancia que solo se podía encontrar en fotografías de un siglo atrás. En realidad, ella parecía un fantasma entre demonios.

— Debo admitir que esta situación es bastante inesperada, —dijo Rosie mientras deslizaba sus largos dedos sobre el pelaje del demonio inconsciente.

— Yo todavía no puedo creer que sea Angel Dust, —susurró Mimzy, quien aún llevaba puesto su vestido estilo flapper aunque había dejado sus zapatos al entrar en la mansión— ¿Puedes creerlo? Simplemente se metió en la pelea.

— Puedo verlo, cariño, —respondió Rosie mientras tomaba la taza de té que había dejado sobre el velador y daba un corto sorbo, mirando meditabundamente a Angel— Casi lo matan. Pensaba que conocía a todos los demonios lo suficientemente locos como para saltar al peligro con una sonrisa en sus labios. —Ella bromeó lo último pero se notaba que había un genuino afecto en sus palabras.

— Pero ellos quedaron peor, —dijo Mimzy con una sonrisa afilada y maliciosa— No voy a negar que yo los provoqué, porque eran unos imbéciles. Pero Angel estaba del brazo de uno de esos tipos, seguramente un cliente, y cuando uno de ellos intentó dispararme, ¡Angel simplemente comenzó a golpearlos!

Vox notó la mirada de pura curiosidad analítica de Rosie sobre él. Ella bajó su té y levantó sus cejas esperando que Vox dijera algo que justificase su relación en toda esa pequeña aventura de insultos, balas y golpes.

— ¿Y tú simplemente estabas allí? —preguntó Rosie con tono inquisitivo.

Vox levantó sus manos en señal de rendición y le lanzó una sonrisa a la pequeña mujer junto a Angel.

— Mimzy puede confirmar que soy un gran fan de sus shows. —respondió Vox— Cada vez que tengo tiempo me gusta escucharla cantar.

— Él es quien me deja el ramo de rosas más grande en mi camerino. —agregó Mimzy con orgullo.

— Bueno... —meditó Rosie en voz alta, sin desaparecer su sonrisa depredadora— Eso no explica por qué trajiste aquí a Angel Dust. Por lo que tengo entendido, él trabaja para Valentino, y tú tienes interés en iniciar una asociación con ese hombre.

Breaking the ScriptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora