Día 3: Pink

319 35 2
                                    

Los ojos de Vox siguieron a la figura sobre el escenario: un cuerpo largo y ágil apoyándose contra un tubo dorado, la espalda arqueándose en un arco perfecto, dejando solo el trasero y la nuca tocando el metal. Reparó en los pequeños pies en una pose casi de ballet sosteniendo el cuerpo. Las largas y esbeltas piernas se separaron, abriéndose para él y mostrando el interior de sus muslos, suaves, tersos y tentadores. Los brazos se elevaron y acariciaron el tubo, largas garras arañando el metal. Era curiosamente estético, algo poco visto en ese lugar. Hasta la música era lenta, dando tiempo para que el cuerpo frente a él se tomase el tiempo de simplemente lucir su belleza para él. Vox bebió de su vaso y arrugó la nariz. Whisky puro. Le faltaba el picor, la dulzura, el toque de azúcar y amargura que hacía agradable el fuego del alcohol en su sistema. El choque de sabores. Dos ojos lo miraron desde el escenario y él descendió el vaso como un segundo pensamiento. Una mano acunó esos pechos provocativos, obligándolo a abandonar la admiración para enfocarse en el sexo.

Ella giró, aferrada al tubo, llevándose su cuerpo lejos de él y obligándolo a seguirla. Era una figura llena de curvas y suavidad, casi una guerrera entre esos fuertes brazos y piernas. Sus rasgos anfibios le daban brillo a su piel bajo las luces rosas. La bailarina era demandante, exigiendo su atención por completo y tenía razón de serlo. Ella era hermosa, sin duda.

Sus ojos se desviaron, atrapado en sus recuerdos. Su mente parecía haberse obsesionado con recrear cada pequeño detalle del evento de Overlords. Después de tantos años él había visto a Angel y fue como si su determinación por mantenerse distanciado del pecador se hubiese destruido. No había ayudado que mientras Valentino le hablaba sobre un genero de dudoso consentimiento de pornografía, él había notado a Rosie y a Angel caminando a su dirección.

Y Angel...

El pecador lo había estado mirando. Sutilmente, por supuesto pero había hecho estragos en su mente. Vox no sabía qué tipo de conversación había estado teniendo Rosie y Angel, pero por la forma en que el último parecía estarlo apreciando, Vox se sintió agitado. La gente no lo miraba así, menos aun junto a Valentino que tenía el donde de atraer a todo el mundo. Vox era alguien de negocios, no el objeto de susurros y miradas discretas.

Él quería creer que lo ocurrido en los escalones ocultos había sido solo un prostituto buscando ganarse un nuevo cliente.

Pero su mente no paraba de recrear a Angel besándolo con su cuerpo tan cómodamente presionado contra el suyo. Había existido algo satisfactorio en tenerlo con él, como una inversión que inesperadamente le daba un premio incalculable. Ese lado posesivo suyo se había sentido satisfecho. Después de todo, Vox lo había tomado, él había cambiado el destino del pecador y era para él que Angel estaba siendo entrenado. Suyo. Vox sonrió ante la idea. Suyo más allá de un amante o un amado. Suyo más allá de un contrato o un alquiler por horas. Angel era suyo como un creador de historias se siente dueño de sus personajes que actúan libremente. Una posesividad divina y un constante asombro ante lo inesperado.

Como ese beso.

Desde que él conoció a Angel, Vox no hizo ilusiones de las miradas que a veces capturaba del pecador. Angel era astuto y manipulador, indudablemente debía verlo a él como su pequeña venganza contra Valentino. Para Angel, aún bajo la protección de Rosie, debía seguir siendo emocionante escabullirse con el socio de su ex proxeneta. Vox no era tan diferente a Angel con sus intenciones. Después de todo él había reparado en la araña porque sabía que era la pieza más importante de Valentino, y por eso lo tomó.

Pero cuando Angel lo miró con ojos llenos de deseo, como si Vox fuera irresistible, él olvidó su verdadero propósito. Por un eterno momento él solo quiso sentirlo cerca de su cuerpo y escuchar su voz. Inconveniente ellos habían sido interrumpidos pero su mente no dejaba de recrear la escena una y otra vez, distrayéndolo hasta de algo real como la mujer frente a él.

Breaking the ScriptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora