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Kaminari Denki
09/08/2018
07:30 am

Sonreía como un bobo enamorado, la semana pasada había sido la mejor que he tenido desde hace mucho.

Aunque no le hablara, escribirle notas a Kyoka y que ella las leyera en clases con una sonrisa, hacía que todo fuese mejor. Ella no se burlaba de mi letra y ortografía, por lo tanto, hoy decidí escribir la nota más importante de todas.

Lunes, maravilloso lunes, tenía mi nota doblada.

Para Jiro:

Me gusta veer tu sonrissa todos los díass, de alguan foma me hace feliz verte felzi, raro, lo se, pero no se... Tienes algo qeu otros no tinen, dessde tu mirada hasta tu vzo.

Me gustaría algn día decir hola, pero syo muy tímiddo para hacerlo.

Ate. D

Creo que es muy bonita, pero mi sonrisa se borró al ver como unos alumnos de otro salón arrastraban a Kirishima en silencio hacia atrás de la escuela; mi compañero no parecía querer ir.

Podía ignorar aquello e irme, no era mi problema y con Kirishima jamás he hablado, pero no podía hacer eso, aunque ayudarlo significa romper todo lo que logré en estos últimos años.

Desgraciadamente mis pies se movieron solos, no iba a permitir que lo lastimasen.

Que idiota soy, ahora de seguro también me harán bullying.

Al llegar escuché los insultos hacia Kirishima, unos bastante crueles y homofóbicos, ¿Qué se creían esos hijos de putas?

Me acerqué a ellos y mentí con demasiada dificultad -¡Lla-llamé, a-al inspec... tor!

Maldición, espero que hayan logrado entender lo que dije.

Ellos me miraron preocupados, para luego empujarme al suelo y marcharse.

-Auch- Susurré adolorido, maldito cemento.

Kirishima se acercó y me ofreció la mano, decidí aceptarla para levantarme más rápido.

-Gracias por ayudarme...- Dijo Kirishima tiritando.

-N-no hay pro...- Decidí cerrar la boca, ya sentía demasiada vergüenza de mí mismo.

El pelinegro me miró extrañado, mierda...

La campana sonó salvándome de la incómoda situación; decidí marcharme, pero al ver que ese chico no avanzaba, me preocupé.

¿Qué pasaría si se queda solo en ese lugar y vuelven esos matones?

No quiero que lo golpeen; le agarré la mano, no demasiado fuerte, pero lo bastante para que le costara soltarme y lo arrastré hacia la entrada. Al llegar la solté rápidamente y le hice un gesto para que él ingresara primero.

Él me hizo caso y comenzó a caminar.

Al llegar no pude evitar sonreír, música nuevamente.

Escuchar a Kyoka era un golpe anímico en mi alma, su voz me hacía sentir feliz y lleno de vida.

Deseo estar a su lado escuchándola hablar y cantar todo el tiempo, quiero conocerla mejor.

Quiero saber más de la Kyoka real y para eso necesito que ella me responda las notas.

Tic tac, tic tac, tic tac....

El timbre sonó de golpe provocando que diese un salto.

Todos salieron rápidamente del salón, sonreí y dejé la nota con un poco de nerviosismo.

Un amor de bolígrafo a papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora