Después de que los enemigos de su padre la secuestran y la venden al jefe guerrero Naruto, la princesa Hinata descubre que la vida como esposa de un bárbaro es bastante diferente a la que estaba acostumbrada anteriormente.
Sus días son ciertamente...
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*un capítulo locochón*
Los días pronto se convirtieron en semanas. Hinata comenzó a sentirse cómoda con sus lecciones, el comportamiento de Sakura mejoró un poco, lo suficiente como para salvarla de los latigazos que la hacían llorar, y la villa Uzumaki comenzó a sentirse como en casa.
Se estaban haciendo los preparativos para la boda, muchos de los cuales ocuparon el tiempo de Hinata y Sakura. La decisión de qué flores silvestres adornarían el cabello de la novia tomó días. La decisión sobre qué caballos deberían tirar del carro de la boda tomó el mismo tiempo. Tsunade acusó a Hinata de distraerse muchas veces, pero tuvo una indulgencia comprensiva que agradeció mucho.
Su vestido estaba siendo cosido por la mejor modista del pueblo. Había abundantes accesorios, ya que la mujer nunca había tenido una excusa para hacer algo tan ornamentado y había decidido crear un vestido que no solo fuera adecuado para la novia del jefe, sino también para una reina.
Una buena tarde después de una prueba, Hinata se quedó sola. Como solía ser el caso, Sakura apareció y con un plan para entretener a ambas.
"Ven", sonrió Sakura. "Tengo un burro."
"¿Felicidades?" Hinata no estaba segura de la respuesta que se suponía que debía dar cuando un amigo anunciaba la propiedad de un burro.
"No", Sakura frunció el ceño. "Quiero decir, tenemos un burro."
"No tengo un burro…"
''¡Concéntrate! Quiero decir que hay un burro en el que podemos salir montadas. En los campos y tal vez en las colinas. O el bosque, si eres realmente valiente."
"¿Naruto lo sabe?"
"¿Naruto lo sabe?'' Sakura la imitó con un tono de voz desfavorablemente. "No. Naruto no lo sabe. Pero él está ocupado hoy. Podemos hacer lo que queramos."
"Deberíamos pedirle permiso…"
''El objetivo de hacer cosas divertidas no es pedir permiso a nadie", dijo Sakura enfadada. "¿Naruto te ha dicho alguna vez que no puedes montar en un burro?"
"Bueno, no", admitió Hinata.
"Entonces debe estar bien", concluyó Sakura. "Ahora vienes, ¿o deseas sentarte aquí todo el día?"
Hinata pensó que probablemente no era muy buena idea ir con Sakura. También pensó que probablemente la pasaría bastante bien si asistía, ya que Sakura siempre parecía pasarla bien. Al menos hasta que alguien la castigaba.
"Hay un manantial en las colinas. Realmente es son aguas termales. Es como magia. Magia cálida."
Eso despertó un poco más la curiosidad de Hinata. "¿Que tan lejos está?"
"Solo media hora más o menos", dijo Sakura. "Puedes ver el pueblo desde allí."
"Muy bien", dijo Hinata, convencida. "Muéstrame ese burro."
