c u a t r o

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Para cuando me di cuenta ya estaba amarrado a una camilla mientras que ponían esposas reforzadas, me cubrieron la boca de un pañuelo para que no pudiera hacer nada.

–––muy bien número siete.

Fue lo último que escuche de los científicos antes de sentir muchas agujas entrando al mismo tiempo, y luego de un tiempo ya no tenía fuerzas... ¿En verdad valió la pena soportar esto por trece años? Quizás lo fue y creo que ya era hora de rendirme y así poder dejar de sentir dolor. Pero había algo que me impedía.

Aún tenía un poco de mi conciencia clara, pero no por mucho, por qué mi vista se empezó a nublar y empecé a escuchar sordo.

–––jefe, ya la trajeron.

–––que pase–––dijo embozando una sonrisa.

Estaba apunto de rendirme cuando...

–––oh, la número ocho–––vi como el jefe se acercó a ella.

Temía por lo que le pudiera hacer a yashiro.

–––es una lastima que tendrás que morir, eres linda–––finalizó el jefe sentando se a mi lado.

–––dime número siete.

De la nada la camilla en la cual estaba acostado se fue elevando, como si estuviera pegado en una pared solo que lo único que cambiaba era que estaba amarrado.

–––dime, desde cuándo está muchacha es tan valiosa para ti, ¿Que tan atesorada la tienes en tu corazón?–––dijo burlándose.

Solo Vi que el jefe asintió a algunos soldados que estaban sosteniendo a yashiro, la amarraron a una silla mientras le cubrían la boca con un pañuelo igual que Ami.

–––vamos número siete, en un momento me dirás qué se siente ver sufrir a alguien tan importante para ti–––dijo en burla.

Mis ojos se abrieron por la sorpresa y voltee a ver al científico a mi lado con horror pero para cuando quise reaccionar escuche un murmullo agudo y desgarrador y voltee rápidamente mi cabeza asia al frente, esos malditos.

–––vamos número siete–––chasqueo los dedos.

Uno de los soldados hizo presión en la pierna de yashiro rompiéndola como si fuera una rama, mientras que yashiro gritaba sin hacer ruido, solo escuche al científico reír a carcajadas mientras que lo único que podía mirar era a mi amada ser estrangulada de mil maneras, sus rodillas rojas y rotas brazos torcidos, y de la nada el científico me acercó más a ella mientras tomaba mi rostro para que no apartará la vista de mi frente.

–––mirala bien número siete,¿No te da pena?–––dijo dándole una patada en su pierna rota, ya me devo de estar imaginando el dolor que estaba sintiendo yashiro.

El científico piso una de las piernas rotas de yashiro haciendo que ella se retorciera del dolor y yo... Yo no podía hacer nada.

–––¿Enserio creen que el jefe este asiendo bien?

–––segun las investigaciones el sujeto puede llegar a tener alguna reacción si llega a reunir el suficiente coraje.

–––¿Creen que funcione? Digo está por matar a la única sirena que queda.

–––el jefe sabe lo que hace, o eso creo.

tras la pared || amanene-finalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora