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A Christopher nunca le gustaron los hospitales.
El hecho de ya haber estado ahí cuando lo lastimaron, y que ahora lo esté por su chico, no lo tenía tan calmado.
No sabe cómo todo se le escapó de las manos, lo que mucho trataba de evitar, al final pasó. Y de alguna forma se siente culpable.
Se encontraba sentado en la sala de espera, veía a doctores y enfermeras pasar de aquí por allá pero nadie le daba información de Seungmin, y ya habían pasado tres horas. Los demás también se encontraban ahí, incluso había venido la señora Lee para apoyar con Jeongin, pero había alguien quien no le quitaba la mirada de encima.
Minho parecía querer matarlo con la mirada.
Y lo entendía, sabía que no debió de haberle ocultado tanto a él como al omega castaño la verdad.
—Sé que estás molesto —comenzó a hablar, y todos pusieron su mirada en él, la tensión era palpable—. No quise hacerlo, créeme, solo buscaba su bienestar.
Lee no respondió, solo desvió su mirada a otro lado. Hasta que después de unos segundos lo hizo.
—Intento comprenderlo, pero incluso has involucrado a mi omega en esto —soltó serio.
—Minho.
—Tú sabías lo muy importante que era Seungmin para mí, cada uno —miró a los presentes—, sabía lo muy importante que era encontrar a mi hermano, a pesar de que no tengamos la misma sangre nos criamos juntos —suspiró—. Y no sólo vengo a enterarme que está vivo, sino que ha perdido la memoria e incluso tengo un sobrino, ¿no crees que es mucho para procesar? Cuando volví a Australia ya no estaba, él ya no estaba, la casa en donde vivíamos estaba vacía, sentí que le había fallado y me sentí culpable muchos años por haberlo dejado con esos monstruos de padres que tuvimos.
—Cariño... —susurró Jisung a su lado preocupado, pues a través del lazo sentía sus emociones.
—Él dijo que habías muerto —soltó Christopher.
—Porque eso les hice pensar, tuve que tomar una decisión muy grande en ese entonces, pero lo hablaré con mi hermano cuando se recupere, no contigo —el alfa mayor entendía la dureza con la que se dirigía ante él, esperaba al menos arreglar sus diferencias con Minho cuando Seungmin despertara.
Chan suspiró volviendo a acomodarse en su asiento, viendo hacia el pasillo.
La señora Lee quien había presenciado todo, quería intervenir. Ella no sabía con exactitud la situación pero intentaba adivinarlo, al ser la única persona mayor ahí, quería hacer recapacitar a aquellos jóvenes pues lo que menos se quería era tener un ambiente tan tenso. Consideraba a Seungmin como un hijo, como también un chico valiente y dispuesto a sacrificar su vida por su hijo, pues le vio luchar por su libertad y creía que lo que menos que necesitaba el castaño ahora, eran más problemas.
