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Eran las siete de la mañana, padre e hijo ya estaban despiertos, Seungmin se había acostumbrado a levantarse a esa hora por su bebé y admitía que era cansado.
—Baba —balbuceo.
—Buenos días para ti también cielo, revisaremos tu pañal e iremos a hacer el desayuno.
Estaba dispuesto a ayudar en lo que era los quehaceres de la casa, no quería ser una carga para Christopher, o eso era lo que pensaba.
Salió de la habitación luego de un rato con Jeongin en brazos, fue a la cocina hasta que vio a este mismo chico sacando unas cuantas frutas del refrigerador.
—Cielos, me ha ganado —habló detrás de él.
—¡Ay! Me asustaste —volteó sobre su eje para verlo.
—Lo siento.
Se disculpó con una sonrisa nerviosa antes de acercarse a él.
—Y sobre el desayuno, estaba apunto de hacerlo.
—Déjemelo a mí, usted cuide de mi cachorro —le entrego a su bebé en sus brazos.
—P-pero...
—Solo será por unos minutos, si le incomoda cargarlo de esa manera —lo volteó para que tenga su vista al frente—. Pase un brazo por su estómago y otro debajo de sus piernitas, así puede verme mejor.
—Creo que prefiero la anterior.
—Oh, entonces —lo volteó de nuevo—. Procure agarrar su espalda.
Asintió.
—Muy bien, que tenemos aquí —fijo su vista en los ingredientes del mesón—. Haré panqueques con jugo de frutas ¿le parece bien, hyung?
—Sí, los panqueques son mis favoritos.
—Perfecto —sonrió—. ¡Manos a la obra!
Se volteó para empezar a preparar el desayuno, Bang lo miraba con ojos de nostalgia, recordaba como el omega que conoció tenía una sonrisa todo el tiempo pero ahora, se veía diferente.
"¿Habrá pasado algo desde que me fui? Mi lindo Seungmin, lamento mucho haberte dejado, no pude hacer nada para quedarme".
Fijó su vista al cachorro en sus brazos, era hermoso igual que su padre y se sorprendió por el hecho de que Jeongin tenga los ojos marrones oscuros como Kim. Aún no podía creer que lo haya encontrado y se juró a sí mismo protegerlo, –incluso a su bebé– de quien quisiera hacerles daño, porque esta vez ya no lo abandonaría.
