¿Amar es peligroso?

6to capítulo: La nueva empleada

Eymi

Un rayo de luz traspasa por el ventanal inmenso de la lujosa habitación del hotel, mi cuerpo se estira y tengo que frotar mis ojos para poder ver, sigo con sueño y me mantengo en la cama suve y toda revuelta por el desmadre que armamos anoche..

Gérard todavía no viene, me levanto voy al baño, lleno la tina con agua tibia porque hace un frío infernal, y para relajarme conecto los audífonos dándole play a mi lista de canciones, primera "flowers" de Miley Cyrus, entro y me acuesto, después de estar cinco minutos con los ojos cerrados me entra un mensaje:

"Buenos días Eymi, hoy regresan los patrones y se necesita de tu presencia a las diez de la mañana, saludos Rebeca"

Reviso el mensaje, salgo envuelta en la toalla mojando el suelo de la habitación desde el baño hasta la cama, me tiro a ella mirando para el techo sin deseos de nada, llega mi hombre con el desayuno el cual tiene un olor esquicito, me dirijo a la mesita que está en la esquina de la habitación cerca del balcón, camina hasta mí me da un beso en los labios, otro en la frente, y toma asiento frente a mí.

-tengo que estar a las diez en el trabajo amor, cómo sigue la niña-le pregunto preocupada, tomo una tostada y le unto chocolate, la llevo a la boca con un gusto porque si que tenía hambre

-Bien amor desde que te vio ayer ha cambiado mucho, te mandó a decir que el libro le encanta y que necesita hablar contigo-.

-antes de irme voy, y su madre-

-No hará ningún escándalo no te preocupes, por lo menos ya está pensando con las pocas neuronas que tiene-, me pasa las manos por la cabeza y luego sus dedos por mis labios para limpiarme el chocolate que quedó en ellos, lleva los dedos a la boca

-Así sabe mejor- me dice y me sonrojo cómo si fuera la primera cita de los dos, me mira fijamente,
-no sé qué haría yo el día que me faltes, creo que me volvería loco, te amo tanto-

-Oye que cosa más fea quien dice que un día te voy a faltar-, me levanto y me siento en sus piernas, coloco mi brazo izquierdo detrás de su espalda a nivel de sus hombros y con la derecha le acaricio la mejilla, le dejo un beso cálido.

Su mano que apretaba mi muslo sube lentamente hasta mi intimidad que está totalmente desnuda, me acaricia el clítoris y un gemido sale de mi boca

-Tengo que irme no seas malo-le digo con voz débil porque sigue acariciándolo

-en serio quieres irte-, me dice al oído mientras sus dedos hacen círculos suaves en mi punto débil, mi sexo se humedece y comienza a pedirme que lo llene, pero tengo que irme, no quiero llegar tarde.

-No quiero pero tengo que-dejo la palabra irme a un lado sustituyéndola por un gemido cuando uno de sus dedos invade mi canal.

-Que decías- me susurra al oído.

Intento cruzar las piernas para que no siga, pero la mano que tiene suelta me lo impide abriéndome más, introduce otro desestabilizandome por completo, entran y salen sin compasiòn, mi cabeza va hasta atrás dejándola reposar en su hombro, giro y mi mirada va hasta sus ojos marrones.

-Que decías cariño- susurra acercando sus labios a los mìos, no puedo hablar, pero entre jadeos intento decir que tengo que; no digo más porque su boca se apodera de mis labios, los chupa con posesión y rudesa, estira mi labio inferior y vuelve a poseer mi boca.

Mis músculos comienzan a contraer sus dedos, quiero liberarme, quiero gritar, le pido màs, quiero màs, una cosquilla entra a mi cuerpo cuando lleva su pulgar a mi clìtoris apretándolo con leves movimientos, mi respiración agitada se agita màs y los gemidos que expulso retumban en la habitaciòn de aquel hotel.