fourteen

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Ivan's pov

— dale lento— me empuja Ale— ni un beso le diste

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— dale lento— me empuja Ale— ni un beso le diste.

— ni se dieron la manito— dice Leandro y ambos ríen a carcajadas.

— cierren el culo— hablo mientras me abrocho la camisa.

hoy toca Grisú, es un boliche con muy buena fama, muchos dicen que es el mejor.

— pero boludo, media pila— ríen al unismo.

se escucha como tocan la puerta del cuarto y abrocho el último botón antes de abrir.

— holaa— saluda una animada Helena con una sonrisa.

— hola trola de mierda— chocamos puños e ingresamos juntos a la habitación.

ropa por el piso, toallas y los chicos peleándose por una magdalena.

— tomen muertos de hambre— habla Ela y tira una bolsa de papás fritas a la cama. Los dos idiotas se tiran y empiezan a pelear de vuelta mientras nosotros reímos.

antes de salir del cuarto nos sacamos un par de fotos y bajamos al hall para después subir a la combi.

👾

música, luces, ruido y mas ruido. Tragos acá y gente por allá.

— ahí está tu colorada— señala Ale con la cabeza. En esa dirección estaba la barra y junto a ella el grupo de Dairo.

— holaaaa- saludé acercándome.

ella volteó la cabeza rápidamente para mirarme y sonrió, acto seguido sonreí también y me saludó con un beso fugaz en el cachete.

— ¿todo bien?— preguntó y sentí algo raro en el estomago.

— sisi, ¿vos?— respondió con un gesto y la seguí hasta una parte más tranquila del boliche, a escasos metros de los baños.

la música seguía siendo alta pero podíamos escucharnos.

— Ya me está dando paja salir, que poco acostumbrada que estoy— habló riendo y me contagió la risa.

— Imagínate yo, ya extraño el minecraft— que virgen que soy.

— Yo también igual, lo que no extraño es hablar por llamada, me gusta verte— me miraba con la sonrisa intacta.

— A mi tambien me gusta verte, pero no voy a negar que también me gusta domarte en los jueguitos— logré que riera y me golpeo despacio el hombro, quedando un poco más cerca de mí.

los dos hicimos silencio y nos miramos, cuando estaba con ella las cosas se sentían livianas, su cara se tornó de un rosa claro rápidamente y bajó la mirada sonriendo.

— ¿Te pusiste nerviosa?— reí y ella negó con la cabeza— dale tarada— levanté su cabeza tomándola de la barbilla y haciendo que me mire.

su mirada era directa y brillaba, era muy transparente, podía notar lo que sentía.

sentí el impulso de darle un beso, no quería cagarla, éramos amigos.

ya fue, a la mierda la amistad, que linda que es.

me acerqué y no se alejó, la miré pidiéndole permiso y ella cortó la distancia con sus labios.

tenía sabor a bubbaloo de frutilla, sonreí por eso.

remeras rayadas| SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora