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—Nos mudamos

—¿Qué?— dejó de mirar su laptop para ver a su novio, apenas llegaba y con esa noticia... pensándolo bien... ¿En qué momento hizo de ese departamento su hogar?

—El arrendatario se dio cuenta de que estás quedándote aquí, ¿recuerdas que dijo que el departamento era para una sola persona?

—Ah... es cierto— suspiró llevándose la mano a la frente —Lo siento, pero no debes moverte de aquí, soy yo él que está provocando problemas

—Giorno, no pienso quedarme aquí sin tí

El corazón se le aceleró y se le pintaron de rojo las mejillas, Leone no era cursi, ni cariñoso pero con sus acciones o palabras demostraba cuánto lo quería. No dudó en levantarse y abrazarlo fuertemente —Bien, busquemos otro lugar

—No es necesario, ya tengo las llaves de nuestro nuevo hogar— sacó de su bolsillo el par de llaves entregandoselas al rubio —Solo queda mudarnos

—¿En serio?— lo puso en duda ¿Cómo era posible tan pronto? ¿Un recepcionista podría darse esos lujos? —La semana pasada cambiaste de auto, y ahora esto...

—Confia en mi, Gio

—Lo hago, pero quiero que me digas como pagaras ese departamento

—Bueno, creo que debo pagar una cuota mensual por diez años y el lugar sera mio

—¿Apenas lo vas a pagar?

—¿Cómo crees que podría pagarlo de golpe?

—¡Entonces déjame ayudarte!

—¿Ah?

—¡Paguemoslo juntos!— sonrió emocionado

—De acuerdo— sonrió a medias también

En realidad, ahi habia empezado el verdadero problema, acepto el trabajo que le ofreció Diavolo, no era difícil y la mitad de las ganancias eran suyas, incluso le dio un nuevo auto, y aquel departamento aunque era legalmente suyo, su jefe le pagó la mitad del total, hacer tratos con él algún día no tan lejano le costaría.

Se mudaron al nuevo departamento, ambos emocionados, puesto que sería un lugar propio donde no tenían tantas reglas, incluso hicieron una pequeña fiesta con sus amigos para celebrar aquello.

Poco tiempo después, Leone se graduó de diseñador gráfico y encontró un mejor empleo pronto. Se podría decir que estaba pasando por la mejor etapa de su vida, le iba bien en el trabajo, tenía su propio departamento, un lindo auto, y lo más importante, compartía sus días con la persona más cariñosa y sincera que había conocido nunca.

Las salidas en grupo aunque eran limitadas seguían existiendo, incluso esa semana, habían sido invitados por Trish y Mista a su nuevo departamento, y obviamente asistieron.

Ese sábado, se levantaron temprano, tomaron una ducha y salieron a arreglarse, Giorno fue de la idea de que compraran algo de comer en el camino y él no se negó.

Como de costumbre, ayudó a su novio a secar y peinar su dorado cabello, era algo que se había convertido en parte de su rutina y no le molestaba, le encantaba peinarlo y probar nuevos peinados siempre, mientras eso le gustara a su rubio no se detendría.

Giorno por su parte, se encargaba de peinar a su novio también, aunque esto sucedía menos veces, lo que sí solía hacer casi siempre era maquillarlo, amaba tanto como se veía en su estilo gótico, el labial morado, el delineado, sus bellos ojos ámbar y morados; cualquiera se aburriria, pero él no, incluso pensaba que cada dia le gustaba más despertar a su lado, lo amaba.

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