Capítulo 6

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Martes, 26 de enero

La reunión de cada mañana con el personal estaba a punto de finalizar cuando Roseanne recordó algo muy importante.

—Se me olvidaba. Ayer por la tarde conocí a Jennie Kim, y de ahora en adelante ella asistirá a estas reuniones. Para aquellos que no lo saben aún... —todas las personas de la sala miraron al suelo disimulando y Roseanne suspiró medio decepcionada, pero no sorprendida— De acuerdo, son unos cotillas y ya lo sabían, pero se los voy a explicar de todos modos. La Srta. Kim va a escribir todo lo que suceda aquí y además se va a mudar a la residencia hoy mismo. ¿Verdad Taehyung? —Roseanne arqueó desafiante mente la ceja en dirección a Kim Taehyung, el cual afirmó resignadamente.

Él había intentado disuadir a la Presidenta, pero esa mujer cabezota no estaba por la labor. Había algo en Jennie Kim que no le gustaba. No sólo había declinado arrogantemente su oferta en Tenesse, sino que le había dicho algo a Roseanne que había hecho que la Presidenta pusiera en cuestión sus procedimientos. A parte, lo que fuera que le dijo, había enfadado tanto a Roseanne que había hecho que transfirieran al agente del Servicio Secreto

Roseanne tomó un último trago de su café y depositó la taza en su platillo de
porcelana

—La Srta. Kim empezará su trabajo hoy mismo. Cuenta con todos los privilegios y total acceso. Por favor, trátenla bien —la última parte del discurso fue pronunciada medio en broma, pero nadie de la habitación dudaba de la sinceridad de su petición. La Presidenta miró a su equipo—¿Algo más?

El jefe de personal observó varias caras de la sala. Algunas eran nuevas tanto para él como para Roseanne, en cambio otros eran amigos leales.

—Deberíamos anunciar que la Srta. Kim ha sido contratada para escribir sus memorias —anunció firmemente la Secretaria de Prensa, Kang Seulgi, mientras abría su cuaderno y anotaba unas cuantas ideas. El hecho de que no pareciera muy contenta no se le escapó a Roseanne. No era debido a que Jennie no estuviera cualificada. Es verdad que era muy joven, pero, a pesar de eso, su trabajo era muy respetado. Su desacuerdo se debía al hecho de que tuviera que vivir en la residencia. La Secretaria de Prensa Kang empezó a sentirse mareada por un sinfín de horribles situaciones que le venían a la cabeza. Alguien un poco más mayor y más gordo habría sido una elección más segura.

—Ooo... Tengo 32 años, no 82. Y esto me hace sentir tan vieja como las
montañas —Roseanne se hundió en el sillón, arrepintiéndose de haber elegido una falda en lugar de pantalones— Y el hecho de que vayan a escribir una biografía es una señal de ello —le dirigió a la Secretaria de Prensa una mirada suplicante.

La habitación se llenó de risas, y Miyeon, que estaba apoyada sobre la pared
sacudió la cabeza. Roseanne, a veces, era como un grano en el trasero. Que Dios la bendiga

—Vamos a llamarlo biografía y no memorias, Seulgi. No estoy preparada para tener canas todavía.

Todos se levantaron cuando la Presidenta empezó a desfilar por la sala, dispuesta a empezar su atareado día. La puerta se cerró, dejando atrás a Roseanne, Tzuyu y la Jefa de Personal. Lisa miró a la joven mujer y silenciosamente le pidió un momento a solas con la jefa

Lisa sonrió cuando ella consultó el reloj. Roseanne tenía un desayuno con varios miembros de los partidos Demócrata y Republicano, incluido el ultraconservador Portavoz de la Casa. Casi sentía pena por ella. Tendría el gran placer de reunirse con dos grupos que la criticaban y desconfiaban de ella. Roseanne siempre había pensado que la vida habría sido más fácil si ella hubiera permanecido en el partido Demócrata.

𝑺𝒆ñ𝒐𝒓𝒂 𝑷𝒓𝒆𝒔𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕𝒂 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora