Capítulo 9

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Domingo, 21 de febrero.

A la escritora le gustaban los domingos. El cuarto domingo en la Casa Blanca transcurría tranquilo y bastante parecido al de una persona normal. ¿Por qué querría alguien un trabajo como este? Nunca había tiempo para descansar. Incluso hoy Roseanne había tenido que asistir a una reunión sobre la crisis del Medio Este. Este era el tiempo que tenía reservado para los niños y todos querían salir fuera a jugar con la nieve que había caído durante la noche.

El plan de Jennie era quedarse y escribir, a pesar de que sabía que debía sacar a Kuma pronto a dar un paseo. Jennie estaba arañando un poco de tiempo para ella misma. Sus pequeños ojos cafés se posaron en su pequeño compañero, el cual estaba acostado hecho una bola a sus pies.

Un sonido fuera de su habitación proveniente de la ventana de al lado de la cama llamó su atención. Por ella podía ver a Félix y a Soobin, y a sus respectivos agentes, jugando con la nieve y pasando un buen rato. Los dos jóvenes agentes que les habían sido asignados estaban jugando con ellos, y se podía decir que estaban pasando un rato tan divertido como el de los niños. Notó como varios agentes estaban más retirados, observando sin perder detalle la batalla de nieve mientras bebían un líquido caliente para entrar en calor.

La mujer castaña se levantó para tener una mejor vista del paisaje invernal y se preguntó dónde estaría Somi. Sus ojos buscaron con más detenimiento y al final se dio cuenta de que la niña no está allí.

—Ven Kuku, vamos a dar un paseo.

Kuma se levantó de un salto a pesar de que estaba roncando sólo un par de segundos antes. Estaba preparado para irse al instante, girando alegremente alrededor de los pies de Jennie mientras esta cogía su chaqueta y la correa.

Había varios caminos para llegar hasta el jardín, pero ella eligió la ruta que pasaba por la habitación de los niños y la sala de estar de la Presidenta. Sentada en la entrada, fuera de la sala de estar, estaba la Agente Seulgi. Mientras se acercaban, Kuma se dirigió a la sala corriendo delante de Jennie.

— Voy a tener que dejarte aquí cuando termine este trabajo, ¿Verdad, Kuma?

Cuando llegó a la puerta le escritora se paró, inclinándose sobre el marco y mirando a la niña de pelo oscuro, la cual tenía unos cuantos libros para colorear enfrente de ella. Su abrigo y su gorro, estaban en la mesa al lado de los colores.

Kuma dio un pequeño ladrido y Somi inmediatamente levantó la vista, saltando de la silla y dejándose caer sobre la alfombra para acariciar al perro cariñosamente. Kuma estaba encantado y ronroneaba como si fuera un gato. Jennie sabía que el perro se sentía en esos momentos como si estuviera en el paraíso canino.

La mujer se quitó las gafas y las metió en un bolsillo de la chaqueta, sabiendo que al salir se le empañarían y serían poco útiles. Además, eran bifocales y ella realmente sólo las necesitaba para leer y escribir, aunque era más fácil dejárselas puestas todo el día y olvidarse de ellas.

—Ey, estábamos a punto de ir a dar un paseo. ¿Te gustaría acompañarnos?

Somi levantó la mirada y negó con la cabeza. Pero la mirada triste de la niña le dijo más que si hubiera hablado y dado una explicación. Ella entró en la habitación y se arrodilló al lado de Kuma.

—¿Estás segura? —preguntó amablemente— Tus hermanos están teniendo una guerra de bolas de nieve. ¿Por qué no estás fuera con ellos?

Somi miró hacia la puerta, pero no dijo nada. Jennie suspiró

—Vamos, creo que Kuma quiere jugar. Y yo estoy un poco cansada de esta mañana. Me harías un gran favor si jugaras con él y lo sacaras fuera.

—¿De verdad? —preguntó interesada mientras el perro le lamía la mano.

—Claro.

—¿Pero no hace mucho frío fuera?

Jennie apretó los labios. ¿Desde cuándo a un niño le importaba la temperatura cuando había que salir a jugar?

—Bueno, supongo. Pero te abrigarás mucho, ¿Verdad? Y siempre podemos volver dentro si no aguantamos...

—Vale —la niña se puso contenta de inmediato

—Bien —asintió Jennie— Ponte tu abrigo, los guantes y... —miró la gran cantidad de ropa que había en la mesa— Y todo lo que está en esa pila, yo iré a hablar con la Agente Seulgi.

Somi no se molestó en contestar; estaba poniéndose las botas a toda prisa.

Jennie se dirigió hacia la puerta. Se asomó y habló muy tranquila.

—Levanta tu trasero de esa silla y prepárate para salir. Somi y yo vamos a sacar a Kuma a pasear. No hace demasiado frío para divertirse un poco fuera. ¿Qué piensas que están haciendo sus hermanos en este momento? —dios, ahora se explicaba porque Somi no estaba jugando fuera con su agente. Esta mujer actúa como la mujer de hielo. ¿No Jihyo suficiente para ser estricta?

—Pero... —la agente miró a Jennie y su protesta murió en sus labios.

Jennie se giró y vio como Somi y Kuma se dirigían hacia ella felizmente. Cuando Jennie y Somi salieron al pasillo, oyó como la agente decía por detrás de ellas.

—La princesa y Súper Ratón están en movimiento. Nos dirigimos a sacar al perro a pasear.

¿Súper Ratón? ¡Súper Ratón! Oooooo... Roseanne Park, espero que ese apodo no haya salido de ti. Después se río recordando el nombre que Lisa había propuesto para que el Servicio Secreto llamara a Roseanne. Mientras Jennie seguía a Somi y a Kuma, esperaba que su apodo no le encajara tan bien como a Roseanne el suyo.

Espero que tu reunión esté yendo bien, Wonder Woman.

𝑺𝒆ñ𝒐𝒓𝒂 𝑷𝒓𝒆𝒔𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕𝒂 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora