Prólogo: Bienvenidos a la Familia

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Las paredes blancas siempre le habían intimidado, sobre todo a causa de aquellas enormes vallas frente a la pared ¿Quiénes eran? ¿Los malditos Beatles? La mochila descansaba sobre su hombro con presión, mientras que la cabellera rubia de Fae le sonreía desde el fondo del coche ¿Qué estaba esperando? ¿Una invitación? El timbre sonó varias veces dentro de aquella casa, hasta que una voz chillona le respondió desde el fondo. Una cabellera pelirroja se asomó por la puerta con una ceja perfectamente depilada y demasiado maquillaje para el gusto de la morena.


— ¿Si? — Preguntó la mujer de buenas a primeras, como si estuviese esperando a otra persona — ¿Qué necesitas?

— Yo uhm... ¿Esta es la casa de George Malone?

— ¿Quién eres tú? — Preguntó la pelirroja con desagrado, ella no lo había querido aceptar, pero si se parecían, un poco, pero lo hacían.

— Mmm... soy Amarice Ellsworth, y estoy buscando a George Malone ¿Se encuentra en casa? — Comenzaba a exasperarse, ¿No podía simplemente darle un o un no? Las neuronas de esa chica servían menos que la del último perro que tuvo, eso definitivo.

— Mierda — Fue todo lo que se limitó a decir ¿Estaba de coña? ¿Quién coño era esa pelirroja? Rodó los ojos y se volvió sobre sus talones, de vuelta hasta el coche, necesitaba un poco de aire fresco antes de estallar como siempre hacía.

El coche no había aparcado muy lejos, así que solo tuvo que cruzar la enorme valla de color blanco y se sentó en el Chevrolet de Bárbara. La rubia la miraba con expresión curiosa, como si fuese meramente necesario que lo hiciera. Cuando terminó, asintió suavemente y sonrío, había obtenido todas las respuestas con solo una mirada, eso era seguro.

{...}


— ¡Me estás tomando el pelo, George! — Chilló Katherine con expresión molesta ¿Acaso no entendía que no podía hacerle quedar en ridículo en esos momentos? — ¿Cómo es que me dices que tienes otra hija? ¿Está aquí? ¡Sharon, Mackenzie, Travis! ¡Os quiero aquí abajo ahora mismo!

— Genial... ya ha hecho enojar a mamá — Murmuró Mackenzie mientras bajaba las escaleras seguida de Sharon y Travis, quien intentaba seguirles el paso a las dos pequeñas pelirrojas frente a él — ¿Qué pasa?

— ¿Qué pasa? — Chilló de nuevo Katherine — Pues os diré que pasa, pasa que su querido padre me acaba de decir que tiene otros dos hijos. — Sharon abrió los ojos escandalizada, mientras que Travis tomaba el puente de su nariz al escucharla, Mackenzie solo miraba a su padre con decepción, pues de alguna u otra forma, ella ya se lo veía venir.

— ¿Cómo se llaman? — Preguntó Mackenzie luego de aquello. El timbre volvía a sonar, haciéndola rodar los ojos cuando escuchó la insistencia — ¡Maldición! ¿Alguien puede atender eso? — Chilló, mirando a su madre una vez más — ¿Cómo. Se. Llaman? — preguntó de nuevo, apretando los brazos a sus costados.


Antes de que George pudiese responder, la puerta de la cocina se abrió de par en par dejando ver a un crío de unos 20 años mirándoles a todos con expresión curiosa. — Pues... ¿Hola? — Dijo en tono dudoso, no quería estar allí tampoco, ni de chiste.


— Señora Malone... hay reporteros en toda la casa...

— Me tienes que estar tomando el pelo... — Empezó la mujer del cabello rojo, caminando con fuerza hasta afuera, hasta que se encontró con la morena de ojos azules afuera — ¿Y quién diablos eres tú? — Preguntó, ya habían sido muchas sorpresas por un día.

— Yo, uhm... nos vimos hace un par de minutos... soy...

— Amarice, lo sé, te recuerdo, pasa adelante.


La interpelada entró con rapidez, agachando la cabeza con tal de no molestar a nadie más. Algo que sin duda no cumplió con su cometido. Una vez en la sala, todos estaban allí, Mackenzie, Travis, Sharon, Amarice y el otro chico estaban sentados frente a George y a Katherine, todos se miraban mutuamente como si fuese  una especie de mala pasada.


— ¿Y bien? — Preguntó George, mirando a los dos chicos castaños — ¿Cómo se llaman?

— Mi nombre es Charles Batteman, pero prefiero Chuck, vivo en New Jersey y acabo de llegar a Edimburgo buscándole... señor — A leguas se notaba que estaba incómodo, como el resto.

— Yo soy Amarice Ellsworth, tengo 17 años y soy de Oxford, he venido porque mi madre me ha dicho que usted es mi padre — Tan pronto como aquellas palabras salieron de su boca, la mujer pelirroja soltó un jadeó y la puerta volvió a sonar.

— Señora Malone, Señora Malone...

— ¿Qué, Dorothea? ¡¿QUÉ?!

— Estos señores le buscan... — La muchacha se alejó de la puerta, dejando ver a dos hombres vestidos de negro, uno bajito de tez blanca y cabello cobrizo, mientras que el otro era más alto y moreno.

— ¿Katherine Malone? — Preguntó el más alto, frunciendo el ceño en la dirección a ella.

— ¿Sí?

— Queda usted arrestada por fraude y robo en el banco nacional de Edimburgo — Dejaron caer como quien no quería la cosa — Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser usado en su contra, al igual que tiene derecho a un abogado, en caso de que no pueda permitirse uno, el estado lo proporcionará ¿Entiende lo que le digo?

Mamá...

— Tranquila, Mackenzie, todo estará bien...

— No... nada estará bien.


George miraba a su esposa incrédulo, sin dejar de alzar una ceja, entonces abrió los brazos hacía los otros dos chicos.


— Bienvenidos a la familia Malone, supongo. 

His name is trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora