"El vuelo de las mariposas: Una historia de segundas oportunidades"

Capítulo 3: El miedo nos une.

Laura y Tom estaban sentados en el café, tratando de asimilar lo que acababa de suceder. La explosión les había dejado conmocionados y con un gran temor por sus vidas.

"¿Estás bien, Laura?" preguntó Tom, acariciando su mano.

"Sí, gracias. Solo un poco aturdida todavía", respondió Laura, sintiendo el calor de la mano de Tom.

"¿Qué crees que haya pasado, Tom?", preguntó Laura, tratando de mantener la calma.

"No lo sé. Pero creo que todos los exalumnos deben estar a salvo ahora", respondió Tom, tratando de reconfortarla.

"No puedo creer que esto haya pasado en nuestra reunión de exalumnos", dijo Laura con voz temblorosa.

"Yo tampoco lo puedo creer, esto es algo demasiado raro", respondió Tom, mirándola a los ojos.

Mientras tanto, las noticias sobre la explosión se propagaron rápidamente. Los teléfonos de Laura y Tom comenzaron a sonar con llamadas y mensajes de amigos y familiares preocupados.

"¿Estás bien? ¿Dónde estás? Ya son las ocho y treinta", preguntó la madre de Laura, con voz temblorosa.

"Estoy bien, mamá. Estoy con... un amigo", respondió Laura, tratando de calmarla. "No hace falta que me busques, vuelvo a casa en cuanto termine todo".

Laura colgó e inmediatamente le dirigió la palabra a Tom.

"¿Qué piensas que haya sido?", preguntó, tratando de encontrar respuestas, mirando por la ventana de la cafetería.

"No lo sé, pero la policía está investigando. Por ahora, solo tenemos que guardar la calma y estar juntos", respondió Tom, sosteniendo la mano de Laura.

De repente, una ambulancia pasó cerca del lugar, haciendo sonar su sirena.

"¿Qué fue eso?", preguntó Laura, sobresaltada.

"Ni idea, pero parece que hay más problemas", respondió Tom, mirando alrededor.

"Esto nos ha unido de una manera extraña, ¿no crees?", preguntó Laura, mirando a Tom.

"Sí, lo creo. Es una pena que tenga que ser de esta manera", respondió Tom, suspirando.

La tensión en el café era palpable, mientras esperaban por más información y noticias. El ambiente se sentía denso y opresivo, y la sensación de incertidumbre se intensificaba a medida que pasaba el tiempo. Laura y Tom decidieron quedarse en el café y seguir las noticias de la explosión en la televisión.

Mientras veían las noticias, se enteraron de que la explosión había sido causada por un problema eléctrico en el edificio. Afortunadamente, todos los exalumnos habían sido evacuados a tiempo y no hubo víctimas.

En ese momento, un hombre de apariencia única se acercó a ellos, con una piel oscura que contrastaba con su cabeza parcialmente afeitada. Se presentó como Carlos, mostrando una sonrisa amable a pesar de la situación caótica en la que se encontraban.

"Hola, no pude evitar escuchar su conversación. Me alegra que ambos estén bien", dijo Carlos, sonriendo.

"Gracias, también nos alegra que estés bien", respondió Laura.

"¿Cómo estás después de todo lo que ha pasado?", preguntó Tom.

"Bueno, un poco conmocionado, pero estoy bien. Fui uno de los últimos en salir del edificio", dijo Carlos.

"Debemos ser muy afortunados de haber sobrevivido a todo esto", dijo Laura.

"Sí, definitivamente. Pero lo importante es que estamos vivos", dijo Tom.

Durante los próximos minutos, Laura, Tom y Carlos intercambiaron historias sobre lo que habían pasado en el edificio y cómo habían logrado escapar. A pesar de la tragedia, la conversación fluyó con naturalidad y se sintieron conectados. Después de un rato, Tom propuso que se fueran a caminar un poco por el parque cercano para distraerse un poco de todo lo que había sucedido. Laura y Carlos estuvieron de acuerdo y juntos salieron del café.

Se hicieron las diez de la noche. Mientras caminaban, Tom se dio cuenta de que no había hablado mucho con Carlos, y decidió preguntarle más sobre él.

"¿De qué trabajas, Carlos?", preguntó Tom.

"Soy ingeniero", respondió Carlos. "Trabajo en una empresa de construcción aquí en la ciudad".

"Interesante", dijo Tom. "¿Y cómo te sentiste cuando sucedió la explosión?"

"La verdad es que fue un shock. Al principio pensé que era un terremoto, pero luego supe que era algo mucho peor", respondió Carlos.

"Realmente hemos tenido mucha suerte de salir ilesos de todo esto", dijo Laura, sosteniendo la mano de Tom.

"Sí, definitivamente", coincidió Carlos. "Pero debemos estar agradecidos por estar vivos y poder seguir adelante".

Mientras seguían caminando, la conversación se volvió más ligera y hablaron de sus planes para el futuro y de sus sueños y metas. Laura y Tom se sorprendieron de lo fácil que era hablar con Carlos y de lo mucho que tenían en común.

A medida que la tarde avanzaba, la tensión que habían sentido disminuyó y comenzaron a sentirse más relajados. Laura y Tom conversaron sobre lo agradecidos que estaban de haberse encontrado el uno al otro en medio de la tragedia y de cómo habían logrado superar juntos los momentos más difíciles.

En lo que caminaban, se dieron cuenta de que unas mariposas blancas empezaron a rodearlos. Las mariposas revoloteaban a su alrededor, algunas con tonos brillantes y otras más sutiles, pero todas ellas parecían estar en paz y armonía. Laura se detuvo y señaló las mariposas a Tom y Carlos.

"¿Han notado todas estas mariposas?", preguntó Laura.

"¡Sí! Son hermosas", dijo Carlos, sonriendo.

"Son una señal de esperanza, ¿no creen?", comentó Tom, mirando las mariposas volar.

"Sí, eso es lo que dicen", respondió Laura. "Cuando veo mariposas después de una situación difícil, siento que todo va a estar bien".

Los tres se quedaron allí, observando las mariposas y disfrutando de su belleza. De repente, una de las mariposas se posó en la mano de Laura y se quedó allí, moviendo lentamente sus alas. Laura sonrió y acarició suavemente la mariposa con el dedo.

"Creo que esto es una señal, una señal de que todo va a estar bien", dijo Laura, sonriendo.

"No lo creo, mira tu mano", respondió Tom, asustado.

Los tres miraron la mano de Laura, notando que la mariposa chorreaba un líquido de un color rojizo. Mientras estaban absortos por lo que estaban viendo, notaron algo extraño en el suelo. Había un rastro de sangre que parecía estar siguiendo un patrón inusual, formando una especie de rastro.