—No sé cómo puedes encontrar romance en todas las películas —se queja Alex después de otro de mis “que tierno eso” o “que romántico aquello”, siempre acompañados por suspiritos. Mi novio tiene poca paciencia para mi faceta cursi. Es el aspecto de mi carácter que prefiero dejar sobresalir así que lo suelo sacar bastante de quicio.
—En las de terror es fácil, —respondo como si tal cosa —incluso suelen tener historias románticas bellísismas. Hasta que uno de los dos muere, o los dos.
—O uno es el asesino.
—Hasta eso tiene su lado romántico, ¿no crees?
—Eres tan tierna, Shadow —me besa la coronilla. Emplear el poco tiempo libre de mi día con él me da la vida. Momentos como éste, a gusto en su casa, acurrucados en el sofá viendo la primera peli que se le pasó por la mente, despejan todas mis tormentas. Escuchar mi nombre pronunciado por su voz es un aliciente a mis pesares. Una sombra. Eso es lo que soy. Pero junto a Alex soy una sombra rodeada de luz, no envuelta en la oscuridad—. Mi tierna e inocente Shadow.
—No me queda otra. Tengo que ver lo bonito o moriré amargada despotricando sobre el amor. Sería como Scrush pero en vez de odiar la Navidad odiaría San Valentín. Pasaría el día con mis tijeras explotando globos en foma de corazon y cortando en pequeños trocitos cada tarjeta o rosa que me dejaran en el porche.
—Ahora imagino 3 versiones de cupido viniéndote a visitar para intentar convencerte de que San Valentín no está tan mal, y tu apuñalándolos con sus propias flechas.
—O con las tijeras. Pero sí. Creo que más o menos esa sería mi reacción —ambos sonreímos. Cupido apuñalado no es una mala imagen mental. Una de las cosas que me gusta de Alex es que me toma a broma bastantes veces. Si supiera cuántas de mis bromas digo planteándomelo en serio, terminaría escandalizándose—. Creo que torturaría de mala manera al del San Valentín del pasado.
-Tienes tu punto –me acaricia la mejilla y dejamos de lado los chistes para volvernos a centrar en la película. Otra cosa que me encanta de él es que sabe cuándo debe tomarme en serio y cuándo debe alejarme de mis propios pensamientos. Es como estar caminando junto a alguien por un puente y sonreir si ambos se sientan en el borde con las piernas apuntando al vacío, pero que ese alguien sepa el momento exacto en que debes retroceder y te da la mano para ayudarte a hacerlo.
Los créditos de la peli me pillan a horcajadas sobre Alex, compitiendo por quién consigue devorar primero al otro entre besos y mordiscos.
-No tienes idea de cuánto me pone el romanticismo –digo entre jadeos.
-Tú estás loca simplemente.
-Loca por ti. Como no tienes idea. Nunca permitas que te muestre cuán loca puedo llegar a estar.
-Si es más como esto, lo quiero todo.
-Ya, de lo que te puede gustar, lo tienes todo de mí –aseguro mientras me conduce en brazos a su habitación.
La alarma para irme a trabajar suena en medio de un maravilloso silencio postorgásmico. Me desperezo un momento y apresuro a vestirme.
-No exageras cuando dices que vienes con el tiempo justo –no estoy segura si es una observación cualquiera o una queja. Dolería lo segundo.
-No exagero cuando digo que te dedico cada instante libre que tengo –le doy un rápido beso en los labios en lo que me abrocho el pantalón. Los zapatos están en el salón. Aquí solo se me queda él. Al principio me molestaba que no me acompañara al trabajo, o tan siquiera a la salida, pero ya me he acostumbrado.
Son solo unos 20 minutos caminando desde su casa. Los aprovecho con audiolibros. Antes leía mucho más que ahora. Aunque no sé exáctamente en cuál de los periodos de mi vida ubico ese “antes”. Antes de que papá nos abandonara por aquella otra mujer, antes de que mamá se suicidara y yo viniese a vivir con mi abuela, antes de Alex.
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Shadow CuteCut
Short StoryElla lo ama, con todo lo que signifiquen las palabras "amor", "amar", "enamorarse"; pero también "dependencia", "depresión", "obsesión", "locura". Él no es consciente de que jugar con alguien de corazón tan grande y mente tan perturbada es como hace...