Demon-Boy //LORE//

Amigos

NOTA: Este capítulo se ubica en una línea de tiempo diferente, para ser precisos en 1498. La llegada de los colonizadores a la costa de Paira - Venezuela.

El meneo constante del barco no dejaba de generarme nauseas, sin embrago no había algún tipo de alimento en mi estomago como para expulsarlo nuevamente.

Los días eran largos y desagradables. El calor y la brisa marina dejo de ser un alivio playero, a un repugnante infierno. El olor a sudor de los marineros era repulsivo y agobiante.

Lo único que hacia era encerrarme en el camarote, con la intención de aislarme del olor aun que sea unas miseras horas. Habían pasado algunas semanas desde que comenzó este viaje. Pero se sentían como meses.

Salí del camarote buscando escapar un poco del calor, el mar estaba tranquilo, y los marinos estaban vagueando.

Italia estaba en la popa sentada como si el calor no existiese para ella. Me dirigí a dónde estaba ella. Como era de esperarse, a su lado yacía una botella de vino abierta.

- No entiendo como puedes estar como si nada con este calor - Exclamo el español mientras se limpiaba con un pañuelo los hilos de sudor que se resbalaban por su frente.

- Fui quemada viva en Pompeya, esto no es nada para mi - Respondió la italiana regalándole una sonrisa al acalorado español.

- Buen punto - Dijo sentándose a su lado de forma vaga. - ¿Enserio haces esto por gusto o es mero masoquismo? - Agrego mirándole de forma interrogativa.

- Ambas -

- Vaya hobbies -

- Es mas divertido que estar encerrado en casa todo el dia - Contra ataco la italiana.

- Vale lo pillo, dame un poco - Respondió esperando que le pasara la copa, lo cual hizo.

Dio un trago largo sin importarle el ardor de la garganta, todo esto mientras la italiana le miraba atentamente.

- Te quejas mucho de esto siendo tú el que quiso venir en un principio - Comento la ojos rubí de forma mordaz. - ¿Por que quisiste venir en primer lugar? -

- ...Supongo que quería escaparme un poco de la rutina - Admitió mirando las olas chocando contra la madera del navío - ¿Que mejor forma que salir del continente? - Soltó con la mirada perdida en el mar. La italiana le mira de reojo para sonreír relajada.

- ¡Tierra a la vista! - Gritó el vigía protagonizando en la nave.

. . .

El español estaba viendo con atención las bellas aguas y el paisaje que se mostraba a su alrededor. Aguas cristalinas con numerosos peces nadando en arrecifes, los pájaros montados en las ramas y muchas mas criaturas que le traían memorias de la India.

- Mira eso España - Dijo la italiana señalándole las chozas suspendidas en el agua que se veían a la distancia. De estas se asomaban humanos curiosos.

- Vaya, es muy similar a... - Antes de que el español pudiese pronunciarlo, la de ojos de rubí se le adelantó.

- Venecia... - Soltó esta mirando con decisión el paisaje.

Mientras veía ese paisaje, no podía evitar pensar que el viaje sí valió la pena para las hermosas vistas que se estaba topando. Dio un gran respiró mientras cerraba los ojos satisfecho, recibiendo el olor salino junto a los nuevos aromas de la naturaleza a su alrededor. Pero sus pensamientos fueron bruscamente interrumpidos por el claro sonido del grito de un marinero en lo que parecía ser el almacén.