Hinata aguardó, agarrándose a las mantas como si así pudiera mantenerse apartada del Caballero Rojo y su magia. Siempre se había considerado una mujer sensata, atenta a la lógica de los hechos. Jamás había buscado amuletos o había recurrido a pociones mágicas de las aldeanas sabias en el arte de lidiar con lo sobrenatural. Tampoco nunca había creído que en los rumores que rodeaban al Caballero Rojo pudiesen ser verdaderos. Sin embargo no tenía como negar que Cecil había estado en dos lugares al mismo tiempo. Por mas que se esforzase, no conseguía pensar en una explicación razonable y las otras eran demasiado atemorizantes para ser tomadas en consideración. No soportaría imaginar que las historias horribles de Edith estuviesen basadas en hechos reales.
El sonido de su propia respiración, rápida y jadeante, era tan alto que no oyó que alguien apartaba las cortinas de alrededor de la cama. Al sentir un cuerpo acostarse a su lado, una piel desnuda rozando la suya, fue dominada por intenso miedo.
‒ ¿Tienes miedo, esposa? ‒ La voz seca y controlada de su marido le trajo cierto alivio. Después de todo era sólo Naruto, no un demonio emitiendo fuego por la nariz. Siempre le había gustado el sonido de esa voz y la manera en que los labios masculinos se cerraban sobre los suyos en un beso demorado...Nunca había experimentado un miedo real, nunca había tomado realmente en consideración los rumores que lo rodeaban. Si al menos... Quería contarle lo de Cecil, preguntarle por las apariciones misteriosas del criado, pero su lengua parecía pegada al paladar de su boca. En su interior, temía las respuestas que el barón pudiese darle...
‒ Hinata, Hinata, esposa... ‒ Naruto murmuró con tanta ternura que le tocó el alma. ‒ ¿Dime ahora, tienes miedo de mí?
‒ No ‒ ella respondió, segura de que esa era la pura verdad.
‒ Fue lo que pensé o de otra forma no hubiera venido a buscarte.
Nerviosa, ella pasó la lengua por sus labios, queriendo verlo a pesar de la oscuridad profunda. Sin embargo nada conseguía ver.
‒ ¿Por qué ... por qué viniste?
‒ Descubrí que estoy muy celoso, al saber que tu parecías ansiosa por la compañía de mi vasallo. ‒ Había un poco de rabia, desesperación y deseo contenidos en la explicación.
Sin que lograse entender bien por qué, Hinata se sintió relajada. Horas antes había quedado furiosa con la mera sugestión de que había pasado demasiado tiempo al lado de Shikamaru, pues era inaceptable cualquier insinuación de que sería capaz de engañar a su marido y de comportarse como una mujer vulgar, sin un pizca de dignidad. Sin embargo ahora, en vez de rabia, experimentaba una emoción muy diferente, una sensación extraña y ardiente. ¿El Caballero Rojo con celos? Apenas podía creerlo. Sin embargo, aun dudando, creyó mejor tranquilizarlo para evitar futuros enojos.
‒ Mi lord, soy una mujer honrada. Yo jamás...
‒ Perfecto. ‒ Naruto rozó el rostro delicado con las puntas de los dedos y se aproximó, dejándola temblorosa con la expectativa. ‒ Estoy contento de oírte decir eso, pero creo que este es el momento de que te conviertas en mi mujer de verdad. Este es el momento en que dejaremos en claro que me perteneces a mí, y a nadie más. No fue culpa mí que tú me eligieras ‒ la voz masculina sonaba baja y seria ‒ pero es un hecho que no puede ser cambiado. Escucha bien lo que te voy a decir: acostumbro a cuidar con celo lo que es mío.
No fue difícil entender la amenaza implícita. Naruto mataría a cualquier hombre que intentase tomar su lugar, y tal vez a ella también. Él tenía ese poder. Aún en ese momento, se quisiese matarla, no había nada que pudiese hacer para impedirlo.
Aún así estaba lejos de sentirse aterrorizada porque nunca había deseado a otro hombre, a no ser su marido. Su deseo era tan grande que se sentía enternecida por dentro. ¿Qué tenía ese hombre que la afectaba tanto? ¿Sería la voz profunda?, ¿la fuerza física?, ¿o el misterio que lo rodeaba? ¿Las leyendas que recorrían el reino de norte a sur? ¿O sus propias sombras lo que la atraían tanto?
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Casada con el diablo ~ NaruHina
FanfictionLady Hinata es una mujer linda y orgullosa que no necesita a ningún hombre en su vida. Ha manejado con éxito el castillo de su familia por un año, pero el rey ha declarado que ella debe casarse con uno de los caballeros del reino. Determinada a most...