Hinata despertó lentamente, una sensación de calor y de bienestar inundándola por entero.
En una reacción instintiva, frotó el rostro contra el pecho, absorbiendo el olor delicioso de la piel de su marido. ¿Sería un sueño o estaban juntos? El pensamiento hizo desaparecer los vestigios de sueño, trayéndola de vuelta a la realidad, pues sabía que debería estar sola.
¿Ya había amanecido? Un principio de pánico amenazó con dominarla al recordar los acontecimientos de la noche anterior. Tal vez, a pesar de todos sus cuidados, le hubiese dado una dosis excesiva de somnífero. Lo suficientemente grande como para hacerlo pasar la noche entera en su cuarto. Ahora no podía fingir que nada había sucedido. Nada podría continuar siendo como antes...
Por primera vez, Hinata se permitió pensar en lo acontecido y enfrentar la única conclusión posible. El hombre a su lado era perfecto y, a excepción del color de sus ojos, había visto cada detalle del cuerpo de Uzumaki. No existía nada que lo obligase a vivir en las sombras, excepto un pacto con el diablo.
Un golpe en la puerta la asustó.
‒ ¿Mi lady? ‒ Edith llamó, entrando al cuarto. ‒ ¿Te sientes bien ? Ya pasó la hora de levantarse. ‒ Hinata tragó en seco.
‒ Sí, estoy bien, pero me gustaría quedarme en la cama un poco mas. Puedes ir a ocuparte de tus otras tareas y déjame sola.
A pesar de la dispensa, la criada no dio señales de moverse del lugar.
‒ ¿Estás segura que estás bien?
‒ Ya te dije que si. Estoy con mi marido. ¡Déjame a solas!
Nada habría hecho a la criada alejarse con mayor rapidez que la mención del Caballero Rojo. Hinata sonrió al oír la puerta del cuarto siendo cerrada con fuerza, sin embargo su sonrisa desapareció de sus labios ante el sonido pastoso de la voz de su marido .
‒ ¿Ya es de mañana?
‒ Si. Hoy es víspera de Navidad y estás en mi cama.
Aparentando mas calma de la que sentía, Hinata abrió las cortinas de la cama y se quedó de pie. Por un instante el coraje le faltó. ¿Lo encontraría transformado en una fiera horrenda al a la luz del día? Cualquiera que fuesen las consecuencias, sabía que necesitaba mirarlo. Con la respiración contenida, se volvió para mirar a su marido.
A pesar de sus mas locos miedos, Naruto no se había transformado en una criatura con cuernos al ser bañado por la luz de la mañana. Anoche había llegado a sospechar que la luz de vela aumentaba sus encantos masculinos, sin embargo se había equivocado completamente. Uzumaki era maravilloso, de la cabeza a los pies.
Se trataba de un hombre enorme, pero bien proporcionado. Pecho ancho, estomago firme, caderas estrechas, apenas cubiertos por las sabanas. Los músculos de los brazos sobresalían bajo la leve capa de vello rubio. Acostado de espaldas, Naruto tenía uno de sus brazos apoyados sobre sus ojos y sus cejas, que parecían contraídas, una señal evidente de angustia. Era como si él quisiese negar la presencia de su esposa. El mentón fuerte y los labios generosos la atraían como un imán.
‒ Eres guapo ‒ Hinata murmuró llena de cariño, admirando los contornos perfectos. Ansiaba tocarlo, como si sólo con el contacto directo pudiese absorber esa visión de belleza real. Pero Uzumaki se dio vuelta de costado, dándole la espalda y se sentó, empujando las cortinas con rabia.
‒ ¡Déjame solo! ‒ Él dijo entre los dientes, apoyando la cabeza en sus manos ‒ ¡Ve a llamar a Cecil y déjame solo, mujer estúpida!
Atontada por las palabras ásperas, Hinata se puso una túnica, sin embargo, en vez de llamar a Cecil, se aproximó a su marido, sintiendo un peso sofocante en el pecho, un peso que casi le impedía respirar y le traía lágrimas a los ojos.
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Casada con el diablo ~ NaruHina
FanfictionLady Hinata es una mujer linda y orgullosa que no necesita a ningún hombre en su vida. Ha manejado con éxito el castillo de su familia por un año, pero el rey ha declarado que ella debe casarse con uno de los caballeros del reino. Determinada a most...