𝓼𝓮𝓲𝓼, 𝓢𝓾𝓫𝓮 𝔂 𝓫𝓪𝓳𝓪

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-oye, tú. -llamo al moreno el cual iba de un lado a otro cargando pequeños arboles deformes, a la vista del ex Cobra Kai.

-no tengo tiempo para ti, vete en tu moto, Johnny. -lo evito pasándolo de largo hacia la casa.

-no quiero irme, no me das ordenes de cuando rendirme o no. -comento con su tono serio, siguiéndolo como un cachorro. Estaba a punto de cruzar la puerta trasera para el interior del hogar, pero una patada lo empujo sin piedad hacia afuera.

-no tienes derecho a pasar, cruza esta línea y te pateare el trasero. -estaba desde el otro lado, su mirada destilaba molestia.

- ¿tú patearme el trasero? Tsk. -se acercó nuevamente, la patada solo había sido sorpresiva. Pero el chico no mentía, con el arbolito en mano, se acercó a sacarlo a las patadas las cuales esquivo triunfante.

Patada tras patada, los hizo bajar de los escalones e ir al pasto en donde dejo la maceta para no romperla y seguir con lo suyo, el rubio no dejaba de bajar la guardia esperando el momento de contraatacar, y el momento fue cuando lo agarro de la pierna, haciendo caer a su contrincante al suelo, tirándose con él para darle un pequeño susto.

- ¿quién era esa? -admiraba sus gestos, se veía demasiado tierno y pequeño debajo suyo.

- ¿Jessica? -pregunto desinteresado, no quería seguir hablando de lo patán que era el otro, de seguro quería la contra venganza por Ali... - Es solo una amiga. -explico en corto. -no tengo porque darte una explicación, si tanto te gusta ve y díselo.

-estás celoso.

- ¿eh?

-que eres un celoso de mierda, Daniel Larusso. -su perfecta dentadura blanca destacaba en esa hermosa sonrisa que ponía. -dime, ¿de quién tienes celos? ¿por mi o por ella?

-no estoy celoso, así que quítate de encima mío o golpeare tu cara.

-no me chupo los dedos, Daniel, desde que llego nos estuviste mirando ambos con tu cara de idiota indiscreto.

-tú estás celoso, yo no lo estoy, ¡gran imbécil!

-no voy a negártelo. -se quedó unos segundos de silencio pensando como proseguir a esos pasos por los que nunca fue en una "relación". -mmm, es muy toquetona, se ríe de todos tus chistes como una idiota, le gusta acercarse mucho cuando estas distraído, limpia tus labios cuando comes...

- ¿estabas celoso de que ella no te prestará atención? -estaba a punto de mandar todo a la mierda y golpearlo.

- ¿cómo me pondría celoso por esa mierda de "su" atención?, estoy celoso de que el idiota que tengo en frente con apellido Larusso se deje hacer el fácil con ella.

<3

-gracias por traerme... Johnny. -bajo de la motocicleta y camino hacia el frente suyo para entregarle el casco. -yo... quiero pedirte disculpas... -su mirada estaba gacha, apenado por su aniñado comportamiento mientras buscaba de distracción, para evitar el contacto visual, limpiar una mancha inexistente en el vidrio del casco.

-esto de Larusso pidiendo disculpas no pasa todos los días, sigue. -sonreía feliz, mientras notaba esa acción tímida que nunca conoció del chico.

-apenas te presentaste frente a ella... me puse demasiado celoso de que tú... mm, tienes cara de que, y, eres un mujeriego. -levanto la mirada, gestualizando seriedad. -y no lo sé, Johnny... ya sabes... -le costaba las disculpas, y más cuando era Lawrence el que tenía razón. -temía de forma idiota que como venganza me cambies por ella... eso. -le entrego el casco. -eso, cuídate. -casi se inclino leve, y se marcho a pasos tímidos hacia su departamento.

- ¡también cuídate! ¡nos vemos mañana! -aviso sin dejar de estar por ningún segundo contento.

<3

Desde que lo había dejado por ultima vez en su casa en esa calurosa noche de verano, no lo volvió a ver hace ya dos semanas. Temía que sus malos pensamientos sobre el rubio sean ciertos y haya fallado sobre su palabra de "celos" o, temía que haya sido una trampa de parte de Cobra Kai y cosas así de delirantes y siniestras que atentaban en su cabeza a eso de las cuatro de la mañana. Pero cada día, hora, minuto y segundo que pasaban, era la tortuosa ansiedad del que habrá pasado y cuál era la verdad.

Para su suerte, el señor Miyagi hace una semana atrás estaba de vuelta en All Valley con demasiadas historias y lecciones para contarle, que eso le ayudaba a desconectarse por un gran rato de pensamientos dirigidos a Johnny Lawrence. El hombre muy bien sabía, apenas piso el aeropuerto, que algo andaba mal con su estudiante y esperaba cualquier índice de charla para saber que sucedía, lo quería mucho para verlo así de desconcentrado con su Ki y equilibrio.

- ¿Señor Miyagi? -se giro a mirarlo con algo de preocupación y apretando sus labios, buscando las palabras adecuadas con las cuales hacer esa pregunta.

- ¿Si, Daniel-San? -podaba, con una leve sonrisa, su bonsái que a su vista quedaba a la perfección.

-yo... -tosió un poco para acomodar su voz. -yo hice un amigo... alguien que creo y dudo que haya cambiado...

- ¿crees o dudas?

-realmente quiero creer... -noto que el hombre asintió, dándole a entender que prosiga. -y bueno, dijo que vendría a verme hace dos semanas atrás... porque había empezado a caerle bien... y... no apareció nunca más... me siento, ¿desilusionado? ¿herido?... realmente tengo sentimientos muy negativos, Miyagi sensei... y espera verlo y preguntarle porque usted es el hombre más sabio que conozco y... -el chico no podía parar de hablar, se explicaba más y más nervioso.

-Daniel-San, me alivia que me diga por fin que tanto aflige su corazón. -dejo las tijeras y miro con la paz absoluta que solo podía transmitir ese señor. -usted no esta encontrando equilibrio porque ¡sobre piensa, piensa, piensa! ¡No deja corazón actuar!

El chico se quedo callado y confundido, entendía que quería decirle su sensei, pero, su corazón, ¿qué quería?

-amigo suyo no siempre podrá detrás de ti... -se acerco a pasos suaves, y acomodo su mano sobre el hombro del otro para darle palmaditas. -usted tiene que mostrar interés, como muestra usted conmigo, mismo con amigo. -sonrió.

-señor Miyagi... -miro con admiración al mayor, y lo abrazo. -usted siempre sabe que decirme, ¡gracias! -se separó suave y alejándose un poco, se inclino como forma de respeto. -yo...

-ve, hasta luego.

<3

Conducía el auto que el mayor le había regalado para su cumpleaños, no lo usaba siempre porque lo veía como una joya que sentía que debía cuidar, pero ahora era un momento crucial en el que debía visitar varios lugares hasta dar con Lawrence, de esa manera... se dio cuenta que lo poco que lo conocía y de seguro poco lo conocía Lawrence a él.

-bebiendo en la playa, ¿eh? espero que por tu cabeza no haya pasado la ridícula idea de ir a nadar luego de tomar. -se sentó a su lado, admirando el frente.

Ambos se quedaron en silencio, se escuchaba el agua y como el de al lado sacaba del pack de cerveza otra botella y la abría.

- ¿no me dirás nada sobre tu frustrado plan desaparición? -se giró a mirarlo, notando una mancha violeta en su parpado derecho. Sus cejas comenzaron un leve tic en donde subían y bajaban en un vaivén, y fruncía el ceño mientras se ponía de rodillas para acercarse al chico. - ¿Qué te sucedió? ¿Quién te hizo eso? -acerco con cautela, de que el chico no se ponga agresivo, sus dedos al moretón y acaricio con demasiado cuidado. - ¿Johnny? ¡contesta! -tomo por las mejillas de su cara para girarlo hacia él, viendo su labio partido, la mejilla izquierda ya deshinchada el profundo moretón que toco y la cicatriz que iba en línea recta en medio de su nariz. - ¿Quién te hizo esto? -acuno en sus manos su cara, viendo como el chico descansaba cada gesto y articulación. Estaba al borde de las lágrimas. 

|| El chico de la playa || LawrussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora