LIBRO 2 DE LA SAGA DEVIL'S DANCE
La vida en Mónaco no volvió a ser la misma y el cierre de ciclos acabó por sumirlos en la más siniestra oscuridad.
Emergiendo del pozo más hambrientos que nunca, y como alguna vez pudieron demostrar que a la sombra d...
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“En Retrospectiva”
No estás muerta, ¿acaso no te das cuenta?
Tus lágrimas son agobio. Tu dolor, el peso de lo que sin límites dejas entrar por tu nariz. Tus heridas, el sofoco de tu cuerpo.
¿Cuándo te detendrás?
¿Es que no piensas acabar?
Un día lo que la nebulosa llamada vicio recrea en tu mente terminará siendo la más pura y cruel realidad.
Para, Alex. Para ya.
El agua se cuela por mis narinas y la respiración se me dificulta. Emerjo del fondo de la tina con tal torpeza y contrariedad que en medio de la tos, rasposa y ahogada me echo a llorar.
No sé cuánto tiempo pasé envenenada en un tortuoso delirio. Un delirio que no pareció fantasía, pues tuvo un sabor tan amargo, tan verídico y tan palpable que por un instante... Quise, desee y hubiera preferido morir de sobredosis que en manos de mi hermana mayor.
Deja de llorar.
La bañera se ha enfriado y estoy titiritando.
La botella está vacía y el sobre con coca desperdigado por el suelo.
Los asesinos no lloran.
Inconscientemente me toco el vientre. Plano, liso... Perfecto.
No hay nada ahí. Y aunque lo hubiera... Él no lo querría. Él no quiere a nadie; grábatelo.
La angustia me aplasta como maquinaria pesada.
Eres patética. Qué acto de masoquismo tan grande el tuyo; llorar por personas a las que le vales mierda.
La dualidad blinda, forja una coraza porque empiezas a determinar con quién desarrollas sentimientos, qué circunstancias te afectan y qué hechos te marcan.
El problema radica en que bajo la vulnerabilidad las defensas se desploman.
Como viene sucediéndome lejos de sentir alivio, satisfacción y la deliciosa percepción de la justicia, me asfixia la soledad.
Me siento sola. Estoy sola.
Es deprimente. Habiendo tenido tantos amigos y una familia numerosa es deprimente ahogarse en la soledad.
