CAPÍTULO 14 Parte III

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JAGGER

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JAGGER

Es media mañana y todas las basuras de ésta base, empezando por los cadetes, siguiendo por los vigía y culminando en los raso parecen estar de buenas.

De excelente humor.

Arrancará la semana del infierno con los ánimos por el cielo y así acabarán; vueltos un estropajo.

Camino por el centro de la plazoleta gozando del sol abrasivo que comienza a quemar y me dirijo a la zona de circuitos.

Respiro con agitación y rabia. La misma rabia que traigo atragantada desde anoche.
Una ira colosal que no me dejó dormir, que me tuvo deambulando por los montes y que me tentó de ir al cuarto de Mackenzie y la basura, y despertarla de los pelos sólo para aclararme la escena estúpida que me dió en el gimnasio.

El pecho me arde si sigo pensándolo. Todavía está tan vivido en mi cabeza que esquivé el desayuno y la primer jornada de calentamiento de los estudiantes.

Lo hice porque no podría verla a ella. No podría. Me envenenó de tal forma que acabaría siendo más imparcial que de costumbre y sería capaz de quebrarle una mano con el propósito de que no sortee una prueba y acabe saliendo por la puerta del regimiento.

Es más, no podría ni hablarle a Axel. No me daría el estómago para eso. Alcanzaría tenerlo cerca para partirle la nariz a golpes.

¿Cómo osó en mencionarle a Desiree?

Es el juego más sucio e idiota que pudo haber planteado. La estrategia más nefasta, enferma e impulsiva que se le pudo haber ocurrido a un mitómano de primera como es Axel Reed.

Lo que hace la desesperación.

—Ey, ey, ¿y los buenos días? —Mackenzie me empuja con el hombro cuando me le atravieso.

—No tengo ganas de andar simpático hoy.

—Naciste sin andar simpático, en realidad —pasa su brazo por mis hombros y me planta un beso en la mejilla—. ¿En dónde te habías metido? ¿Por qué no apareciste en el matutino?

—Porque no se me cantaron las pelotas —rechazo su caricia y sigo avanzando, con ella acechándome.

—No puedes desaparecerte sólo porque se te antoja. No es el mecanismo ni la organización dentro de este lugar. Estamos a nada de dar inicio al quiebre del BUD'S y te mandas éstas estupideces sin sentido —habla muy en serio—. Es hora de ser responsables, Jagger. Todos nosotros.

—Hunter no te puso a cargo. No me fastidies.

Mack sostiene mi brazo enterrándome las yemas en la piel.

—Hunter no me habrá puesto a cargo, pero tengo los huevos que a ustedes les faltan para hacer respetar este regimiento —me pellizca con ferocidad y tal amenaza que por primera vez me detengo en repararla—. Si te dió la confianza y la autoridad de mantener el orden en la base, al menos ten la decencia de delegar tu presencia cuando estés en corto y no se te antoje hacer acto de presencia.

Dancing in Hell © +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora