traducciones one-shots de AllAku 2

Una luz golpea "SSKK"

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El frío de la nieve recién caída no molestó a Atsushi cuando salió a la extensión salvaje del jardín virgen. Se arrebujó más en la cálida tela del chal mientras caminaba, respirando el aire quieto y el silencio. Lo inhaló y dejó que se filtrara en sus huesos. Un copo de nieve cayó sobre su nariz y Atsushi miró hacia el cielo oscuro, con una leve sonrisa tirando de sus labios.

Siempre había disfrutado de la nieve. Cómo cubrió la tierra con un manto de blanco, haciendo todo mucho más puro a la vista y sin fin. Y, sin embargo, a pesar de la fuerte nevada, las flores del jardín permanecieron intactas y continuaron floreciendo.

Atsushi había abandonado su libro terminado en su habitación y, incapaz de dormir, lo dejó en silencio, caminando por los oscuros pasillos del castillo sin ser visto.

Al menos eso esperaba. Esperaba no haber molestado a nadie, y menos a su abrasivo maestro.

Con el ceño fruncido en sus labios, Atsushi suspiró y siguió caminando hasta que llegó al rosal. Al llegar, acunó una sola rosa blanca en la palma de su mano, pero no la arrancó de su tallo. A pesar del tenue borde de nieve y escarcha sobre los pétalos, siguió creciendo con tanta salud como lo haría en verano.

El rosal era casi tres veces la altura de Atsushi y mucho más ancho y expansivo de lo que él podía estimar. Crecía salvajemente, indómito por las manos de humanos y animales por igual, pero incluso Atsushi podía ver lo cuidados que estaban. Los tallos estaban sanos, los colores, una combinación de blanco, rojo, rosa e incluso manchas amarillas, eran brillantes y cálidos. Las hojas estaban llenas y Atsushi entendió muy bien cómo podía hacer que alguien se detuviera para mirar más de cerca y admirar su belleza.

Más que suficiente para que el Director tome uno y se gane la ira de su dueño.

Los músculos de su cuello se tensaron, la mandíbula de Atsushi se apretó con fuerza al pensar en el Director, su pie izquierdo de repente palpitaba con un dolor fantasma de años. Todavía llevaba la cicatriz.

Sacudiendo la cabeza, desterró todos los pensamientos de ese hombre y en su lugar optó por concentrarse en la tranquila belleza de las rosas en el arbusto, acariciando suavemente sus pétalos, pero con cuidado de no presionar demasiado o dañarlos. Atsushi no quería arruinarlos con su toque.

Lo último que quería era ponerse del lado malo de Akutagawa. De nuevo.

Atsushi resopló y puso los ojos en blanco, recordando su última pelea mientras se arrodillaba para ver mejor las rosas rosadas. La nieve siguió cayendo a su alrededor, acumulándose en el suelo y en las ramas de los árboles estériles. Se quitó la nieve de los hombros con facilidad y contempló lo agradable que sería simplemente sentarse y leer junto al rosal.

La noche se acercaba y Atsushi hizo ademán de levantarse y volver a la cama cuando un destello de color llamó su atención. Entrecerrando los ojos, se inclinó hacia adelante y separó las ramas. Los ojos de Atsushi se abrieron.

Era una flor rosa con un centro amarillo, pero a diferencia de las rosas que la rodeaban, no estaba tan llena de pétalos y estaba ensanchada hacia afuera. De él emanaba un olor dulce, como el de las manzanas. Atsushi nunca antes había visto una flor así. Fue hermoso.

Hechizado por su dulce olor y hermoso color, Atsushi no escuchó el sonido de pasos que venían detrás de él.

"¿Por qué estás despierto a esta hora?"