«En la cotidianidad de mis veranos, nunca imaginé que él, entre risas y atardeceres, transformaría lo conocido en una melancolía inolvidable. En esos días cálidos, cada encuentro se volvía un suspiro, y así, él se convirtió en el matiz inesperado en...
Los días habían ido pasando con normalidad, no pasaban muy lentos, pero tampoco iban tan deprisa. El chico de ojos grises seguía visitando la casa de mi tía, tal parecía que era muy amigo de Josh.
Cada que venía, seguía sin entender la razón por la que mis primas lo habían llamado fastidioso desde un inicio, solo era muy cariñoso, demasiado, y también muy amable, es como si su personalidad fuera totalmente contraria a su cuerpo, que todo lo contrario de parecer la de un chico dulce, le quedaba perfecto la de chico malo, sin olvidar la moto que dejaba escuchar su rugir cada que llegaba a casa, era lo que me hacía saber quién había llegado.
Salgo de la ducha en busca del atuendo que había preparado para hoy. No iría a ningún lugar, pero me había gustado darme una larga ducha cuando el atardecer apenas empezaba a aparecer, y elegir una vestimenta que sabía que me quedaría bien y pasear por la casa, o simplemente sentarme al frente para mirar las personas pasar, era bastante simple, amaba hacer cosas simples.
Me visto casual, con unos shorts blancos y una camiseta de un color rosa pastel, salgo a la parte derecha de la cocina, y me encuentro que están Yudith y Mariana en conversación con alguien que parece un compañero suyo, avanzo y tomo asiento sobre el desayunador casi al final, y solo respondo a su saludo, no intento preguntar mucho de quién se trata, me dan una breve presentación pero yo olvido al instante hasta su nombre.
Una hora después de que se ha ido, las chicas se acomodan y empiezan a contar antiguas anécdotas que han recordado por la visita reciente, yo solo escucho pacientemente y rio con ellas de vez en cuando, tienen un encanto natural para mantenerte en la conversación y que no sea aburrida.
—Todavía recuerdo el baile que hizo Arthur aquí—dice Mariana riendo, es como si el simple recuerdo fuera entretenido en sí.
—¿Baile? —Pregunto por fin, eso de bailar llamó mi atención.
Mariana asiente.
—Hubo un chico que se había puesto a bailar justo ahí, como si fuera stripper —Señala la pared en la que estoy apoyada, que tiene una forma cilindrica al final del desayunador—. Se puso a hacer algo así —Sigue riendo cuando se acerca a la pared y empieza a hacer movimientos torpes por la risa deslizándose y volviendo a subir—Incluso tenía una chaqueta con él y ¡Zaz! —Lanzó las manos hacia arriba—. Se la quitó.
Su risa escandalosa hizo que no pudiera contener la mía.
—Y nosotras estábamos aquí, abucheando un “¡Que se lo quite! ¡Que se lo quite!” cuando estaba por quitársela, y cuando lo hizo lanzamos un “uhhhhh” como locas —Agrega Yudith a la conversación—. Es un chico súper divertido, y muy bonito. Nos cae bien, y es amigo de Josh.
—Suena interesante.
—Y lo es, suele venir mucho para acá, en cuanto venga te mostraremos quien es —afirma Mariana volviendo a tomar asiento donde estaba.
—Imagino que volvió a ponerse su chaqueta luego —comenté de la nada.
— No, todavía la tenemos aquí.
Asentí a la respuesta de Yudith, aparte de loco olvidadizo, estoy segura de que en mis vacaciones pasadas no estuvo aquí, lo habría recordado de ser así.
¥¥¥
—¿Cómo te llamas? —preguntó de la nada, sentado a pocos metros de mi persona.
—Lena —contesto sin más.
Después de haber hablado con las chicas sobre el baile en la cocina, nos habíamos quedado un rato más allí hablando de diversas cosas, cada una tuvo algo que hacer y se dividieron, todavía más aprisa al ver que llegaba Josh, seguido de él, Oscar.
No encontré hacia donde ir y me quedé en el mismo sitio, escuchando de vez en cuando conversaciones de esos dos, ya, parecía parte de mi día a día escuchar temas en los que no estaba invitada, pero, tomando en cuenta mis momentos algo aburrido, no es como que me quedara mucho de otra. Y bueno, al final el último individuo mencionado es quien se ha sentado cerca de mi, y me ha preguntado mi nombre, extrañamente.
—¿Estas aquí de vacaciones?
—Si.
—¿Te quedaras mucho tiempo?
Me encogo de hombros.
— Hasta que vuelvan a abrir las clases, supongo.
Se forma un silencio que no me molesto en romper, tampoco es como si tuviera algo interesante que mencionar.
—Hablas muy poquito. —menciona segundos después, le miro y sonrío.
— A veces.
Y es lo único que logro contestar, sus palabras me hicieron recordar aquella vez que simplemente fluía, y hablaba de diversos temas en minutos, y alguien que estaba cerca simplemente dijo “Chica, hablas demasiado” y no pude decir más, se convirtió en mi miedo, y apagó una pequeña parte de mi, irónicamente solían decir que hablaba mucho, ahora me encuentro a desconocidos decir que parece que hablo muy poquito, y tienen razón, desde aquel entonces puedo pasar días sin decir una palabra y no sentirme extraña.
Las personas parecen no ser muy concientes del efecto que suelen crear en otras con sus comentarios, pero no puedo hacer nada al respecto, solo espero algún día poder recuperar esa pequeña parte de mí que se perdió.
Mis pensamientos se apoderan de mí y olvido por completo que Oscar estaba aquí a mi lado mencionando algo, que no escuché y no sé de qué se trata.
—¿Lena? ¿Todo bien? —parpadeo al escuchar lo.
—¿Eh? Si... Si, todo bien.
Me mira con duda, pero lo deja pasar, continúa en el intento de hacerme hablar un poco y lo logra, solo que respondo con nada más que lo necesario, pasa el rato y se despide, Josh lo había llamado, no tengo idea de la razón, pero simplemente se despidió y fue.
Mis pensamientos anteriores quisieron apoderar se de mi nuevamente, pero sacudí la cabeza para eliminarlos, hace un tiempo no pensaba en ello, a pesar de que continuaba actuando de manera tan distante y apagada sin ser muy conciente de ello.
Las personas solemos tener batallas extrañas detrás de comportamientos no muy común en ellos ¿eh?
Suspiro y me pongo de pie, buscaré un lugar donde sepa que no me verán por algunas horas, sí, justo eso. Pasé al salón principal, me ubiqué debajo de una de las mesas, en una esquina alejada, acomodé mi pequeño cuerpo y ahí quedé hasta que me había cansado, después de todo, no notarían que no estaba.
N/A
¡Criaturitas del mal! Me siento mala escritora por no poder actualizar como es debido, o al menos un poquito más seguido, pero ya saben, problemas técnicos por ahí, les dejo este pequeño adelantito, espero que estén disfrutando y que no hayan decidido abandonar por mi tardanza.
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