Habían llegado a un rancho del pueblo de Jesús María y había mucha gente de seguridad esparcida por todo el campo, cada uno con algunos metros de distancia y otros estaban aún más lejos. En donde llegaron había una casa sencilla pero muy elegante, había una mesa en el exterior y ahí había algunos hombres. Eran 2, no pasaban los 35 años de edad. Ester, Ovidio y Janna llegaron allí y tomaron asiento. Ovidio estuvo todo el tiempo a lado de Ester e incluso antes de llegar la venía agarrando de la cintura, pero más en un sentido de protección, ya que había muchas miradas por allí y quería dar a entender que no estaba sola, que ahí la cuidaban los jefes.
Los 2 hombres estaban tomando cerveza muy frías, con el clima que había era lo mejor que podían tomar ahí. Se veían alegres y personas amables, Ester notaba que no era un ambiente de prepotentes como lo hubiera imaginado.
-Les presento a Ester y a Janna- Ovidio señaló con las manos a las dos mujeres que venían con él.
-Mucho gusto, mi nombre es Rogelio. Seguridad máxima del ratón- Extendió la mano hacía Janna y ella la tomó en forma de saludo.
-¿Ratón?- Preguntó Janna confundida.
-Si morra, ese soy yo- Le dedicó una sonrisa amigable a Janna. Esta río.
-¿Entonces vendrías siendo un ratón vaquero?- Janna no paraba de reír y los demás hombres también rieron ante su comentario.
-Que mal chiste morra, muy de primaria. Ese chiste lo contarían mis hijas, pero bueno entiendo tu inmadurez- Lo miró dominante y después procedió a sentarse.
-Te la aplicaron morra, ni modo- Le dijo otro de los señores de ahí -Por cierto mi nombre es Alfredo Guzmán, hermano de Ovidio- Saludó a ambas amigablemente y se sentaron.
Janna sólo lo fulminó con la mirada y Ester río pero también se quedó pensando ¿A poco tiene hijas? ¿Estará casado?
-Mucho gusto Alfredo- Janna le dedicó una sonrisa.
-¿Cuántos hermanos tienes?- Preguntó Ester dudosa, ya que recordaba que cuando lo había googleado se veía que eran muchos.
-Pues mira, reconocidos de parte de mi papá somos 12. Y de parte de mi mamá somos 4.
-Wow rancherito, si que tu papá no perdía el tiempo- Dijo Janna burlesca.
-Pues que te digo, es un Guzmán, lo tenemos en la sangre- Exclamó un poco arrogante Alfredo.
-¿Qué tienen en la sangre? ¿El regar hijos por todas partes?- Janna lo miró dominante.
-No morra- Río Ovidio -Lo mujeriegos.
Ester no sabía por que de repente sintió un hueco en el pecho, era todo lo que decían en las noticias, al menos que era un mujeriego como su padre y de sangre fría. No quería eso para ella, no quería clavarse con él, sería mejor si obtiene lo que quiere y se va. "No todos los días tienes la oportunidad de acostarte con un narcotraficante" pensaba Ester.
-Bueno pues, venimos a tomar ¿No? Así que mejor hay que empezar- Ester agarró una de las cervezas que tenía Alfredo a lado y la abrió dándole un trago de fondo.
-Vaya, la güera viene brava- Río Alfredo -Pero así me gusta, hace un ambiente más ameno. Salud- Le dijo a Ester y brindó con ella.
Todos tomaron una cerveza de la mesa y tomaron un trago de fondo también. Se sentía un ambiente amigable, junto con la platicas graciosas de Alfredo y la música banda, se ponía cada vez mejor. Ester se estaba desinhibiendo más y más, sentía las mejillas rojas y los labios hinchados de tanto tomar, al ser una piel muy blanca y delicada le pasaba eso cuando tomaba. También comenzaba a sentir las mejillas rojas, el calor estaba invadiendo su cuerpo. Se colocó todo el cabello del lazo izquierdo porque comenzaba a sentir mucho calor, por ello quiso dejar su cuello un poco libre para sentir aire fresco.
-¿Tienes mucho calor, chula? ¿No quieres que te sople tu precioso cuello?-Le preguntó Ovidio muy cerca de su oído debido a la música alta y para no ser oídos por Janna ni Alfredo que estaban platicando muy amigablemente junto con Rogelio.
A Ester de repente oírlo tan cerca la tomó por sorpresa y se puso muy nerviosa, no puso como pero en un mal movimiento su pierna tiró el vaso que estaba en la orilla de la mesa encima de ella, como sólo llevaba una bata y el bikini debajo, fácilmente se mojaron todas sus piernas haciéndola brincar aún más. Ovidio río a sus adentros porque sabía lo que había causado en ella.
-¡Madres! Y luego andas casi sin ropa morra, mejor vete a limpiar antes de que te apestes toda a alcohol- Alfredo se reía de ella junto con Janna. Ester sólo estaba muriendo de vergüenza.
-Ven, vamos a limpiarte- Ovidio la tomó de la mano y la llevó a la cocina.
En cuanto llegaron a la cocina Ester se sentía con la responsabilidad de llevar a cabo su aventura y fantasía de una vez por todas, así que en cuanto llegaron a la barra de la gran cocina que había ahí Ovidio se dispuso a buscar un trapo entre los cajones de la barra, pero Ester se desabrochó la bata dejando caer esta al piso completamente. Ovidio al instante volteó y miro su cuerpo de pies a cabeza. Fijó aún más su mirada en sus pechos, lo estaba volviendo loco. Ahora si ya no había vuelta atrás y Ester lo podía notar en sus ojos, la veía con mucha lujuria y morbo.
Ovidio dejó lo que estaba haciendo y se dirigió a pasos firmes hacía ella, ella lo notaba más decidido que nunca.
-¿Tú no te cansas verdad? Se ve que te mueres de ganas porque te coja- Le dijo ya estando muy cerca de ella, su mirada era fuerte y retadora -¿Y qué crees?
-Dime- Le dijo Ester en voz baja casi rozando los labios de Ovidio.
-Que esta vez no voy a tener piedad de nada- La tomó fuertemente de los costados de su rostro y la besó ferozmente. Ester ahogo un gemido dentro de la boca de él y esto lo volvió aún más loco.
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Destinos - Ovidio Guzmán.
Science FictionEster Exposito, desde muy joven fue envíada a a España, a los 2 años para ser exactos. Su madre Angelica Palacios muchos años fue una mujer de la vida galante en Culiacán, donde reside el padre de su hija, pero ante un evidente ataque al cartél dond...