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Cinco meses después, Jungkook caminaba animado saludando a los demás, mientras se dirigía al huerto.

Tenía una chispa distinta, pese al caos de afuera pudo encontrar un hogar, no más dormir encima de rocas, o llorar hasta quedarse dormido por frío, hambre, miedo…

—¿Al fin te soltó Taehyung? — Soyeon termina de cultivar, cubierta de tierra pero feliz.
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—Te traje jugo, niña desagradecida —
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Soyeon sonrió, limpió el sudor de su frente; antes de sentarse en unos troncos.
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—Soy menor por un año, fósil — atacó Soyeon entre risas, recibiendo un empujón de Jungkook que rápido se sentó junto a ella.
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—Taehyung y yo somos amigos. No saques conclusiones, admiro que hizo crecer esté lugar en tres años.

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No mentía, Jungkook seguía asombrado por la historia de Taehyung; cuando Jimin lo trajo aquí, aún vivía Han Jung, un hombre de sesenta y tres años, nació una empatía especial.

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Han comentó que Taehyung le recordaba a su difunto nieto, eran dos personas solas sin familia, al poco tiempo Taehyung demostró liderazgo, dispuesto a lo imposible por su gente.

Cuando Han falleció hace año y medio por causas naturales, el mando fue instantáneo; mejorando algunas condiciones del barrio privado, Han tenía dinero por montones, que sin saber edificó un pueblo sustentable, su plan de alquilarlo se tranco al iniciar la desgracia

Era un apasionado por el medio ambiente.
Tal afición, salvó muchísimas vidas, el ex militar millonario, creó esperanza en pleno caos.


—Claro, es divertido si no intenta echarte —dijo la pelinegra, bebiendo el jugo de un sorbo.

Se recostó en el hombro ajeno, cerrando por un segundo los ojos, no solía confiar en hombres; muchos menos en el fin del mundo, ser mujer en un planeta con reglas es difícil, ahora sin ellas era el infierno.

—Jungkook… Quiero decirte algo.

El mencionado frunció las cejas, ese tono serio lo alarmó.

—Dime, Soye—

Soyeon suspiró, estirando la mano una clara invitación que Jungkook captó y colocó la suya.

—El día que nos conocimos, planeaba ponerle fin a mi vida — declaró, mordiéndose su labio de por medio —. Sin mi familia, ¿qué caso tendría? Sé que si me atrapaba alguien incorrecto, iba a querer estar muerta.

—Lo entiendo, no voy a juzgarte —

Soyeon dibujó una leve sonrisa, intentando retener las lágrimas.

—Al principió te tenía miedo, ¿pero, quién regala comida a una extraña apenas se conocen? Pudiste robarme o no salvarme en la horda que nos siguió ese día — expresó con la mayor sinceridad posible —. Me pareció dulce que quieras sacarme una plática banal, cuando quise darme cuenta éramos dos jóvenes solitarios.

Jungkook amagó una carcajada, sin embargo; el llanto lo vencía.

—Fuiste mi razón para seguir luchando, So —

La pelinegra sintió amor, del más puro y hermandad.

—Ya sé que Jimin nos mandó a una expedición, pedí ir con ustedes.

—Le dije que no, nosotros tres estaremos bien…—

De un movimiento, Soyeon se puso de cuclillas enfrente de Jungkook, sosteniendo ambas manos.

—Es mi deber también, mis conocimientos sobre semillas traer más cultivos al pueblo.

Jungkook seguía serio, negando con la cabeza y exhalando fuerte.

—¿Tienes que ser tan terca?

—Me lo pegaste tú — respondió Soyeon, pellizcando su brazo.

Lost Soul (Kooktae) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora