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El cantó de los pájaros, hacía saber que la salida del sol, la neblina cristalizando los cristales.

Justo dentro, dos jóvenes durmiendo abrazados, Taehyung escuchó y ánimo al pelinegro. Fue una locura para Jungkook, asimilar que Soyeon no volvería, encontró consuelo en Taehyung, en sus brazos, palabras, besos…

Casi siempre en las mejillas o frente, no obstante, ahí estaban.

Escaló, las últimas dos semanas; Taehyung prácticamente vivía con ellos, Jungkook no podía dormir sin él, cumplían sus deberes y a la noche (cuando no tenían turnos nocturnos, que de todos modos compartían) volvían a esas cuatro paredes.

Taehyung despertó primero, sonriendo por tener a Jungkook pegado cómo si fuese un koala; era más grande físicamente, siempre tuvieron diferencia de musculatura, él siendo más delgado y Jungkook marcado.

Sin dejar de lado los tatuajes, Jungkook poseía una manga que delinea la extensión completa del brazo, en distintos tonos, un regalo que se hizo al cumplir dieciocho.

Ahora mismo no importaba, Jungkook necesitaba su dosis de abrazos que estaría dispuesto a darle.

Jungkook desplegó los párpados despacito, agradeciendo las cortinas ya que no le gustaba que el sol le diera en la cara apenas despierta.

—Buenos días, Tae.

—Bonito, ¿dormiste bien? — Taehyung se estiró, sosteniendo una botella con agua, bebió primero él y después Jungkook.

Sin falta bebían agua, por precaución debían estar hidratados siempre.


—Muy bien, gracias —


Cambiaron de lugar, ahora Taehyung lo abrazaba, Jungkook amaba la sensación de protección y cuidar.


Estiró un brazo en el respaldar, Taehyung elevó la mirada, lo cuál fue vía libre para que Jungkook tocará sus mejillas.

Movía su pulgar de arriba abajo, detallando el rostro angelical del castaño, siempre lo tuvo solo que al resto mostraba su lado resistente.

Era cuestión de confianza para notarlo, el Taehyung dulce y tímido de diecisiete permanecía latente.

—Siempre fuiste muy lindo, Tae, ¿lo sabías?

Taehyung pasó por todos los colores, con las palabras atascadas; nunca fue de muchos amigos, a lo sumo uno o dos, conocidos tenía varios, radica todo si lo separa así.

Probablemente cambiaría si entraba en la universidad, ahora se quedará con las dudas. Pero claro, ahora agradece cada amistad real que le trajo está tragedia mundial.

Ah, y su fugaz romance con Min Yoongi. En realidad fue un producto de las hormonas y estar aislados, acabó tres meses después de notar que su química no iba más allá.

Los dos se miraron, se dieron cuenta que no necesitaban palabras; Ellos podían comunicarse a través de sus ojos. Taehyung tomó por el cuello al pelinegro, y juntaron sus labios.


Las respiraciones quedaron atascadas, conociendo cada parte sus bocas, Jungkook deslizó su mano hasta la cintura contraria, bastó presión en esa zona para que Taehyung gimiera.


El beso subía niveles generando una adrenalina en ambos, Taehyung no pudo  contenerse más; un movimiento rudo y estaba encima del azabache, Jungkook sonrió volviendo a su cintura.


Cerró los ojos disfrutando de las marcas dejadas por Tae, no le cabía duda quién mandaba ahí.

Y le encantaba.

—Vas a volverme loco, Kim —


—Es la idea — Taehyung se apartó un poco, no sin antes robarle otro beso, poniendo su mayor fase de inocencia—. Puedo ser tu Taehyung o Tete…

Algo creció, en el pecho y los pantalones de Jungkook, arrancando el pijama celeste, deleitándose con su piel canela.

—¿Acabas de usar tu apodo para ponerme duro? Eres cruel —


Una sonrisa pícara se escapó, acabando con la poca cordura de Jungkook. La ropa comenzó a sentirse incómoda, muy calurosa. Su destino fue el suelo; en lo que Jungkook preparaba al castaño, robándole todos los sollozos posibles.


—Si quieres parar, házmelo saber — suplicó Jungkook, besando sus mejillas y mandíbula.

Taehyung asintió con la cabeza, su pecho explotaba de calidez, Jungkook parecía conocer cada rincón de su cuerpo.


Apretó los labios ante la intromisión del miembro, ¿debería culpar a la calentura? Su deseo por Jeon traspasa límites, buscó que ya iniciara movimientos.

Recibiendo una ola de placer con cada minuto que pasaba, la habitación llenándose de sonidos chiclosos y besos desprolijos.

Las piernas largas del castaño tenía marcas rojas, producto de Jungkook, sus manos se afianzaban a Taehyung a medida que arremetía contra él, tenerlo un desastre lo tenía jodidamente loco.

—No…Pares— musitó Taehyung, posiblemente la espalda ajena cargada de rasguños rojos, pero a ninguno parecía molestarle.

Jungkook lo volteó, aprisionando las caderas para aumentar la velocidad, Taehyung casi desarma su cama, con ambas manos ahoga los gemidos en el colchón.

Un cosquilleo le advertía que estaba cerca, unos minutos más y manchó las sábanas, con pequeños espasmos al ritmo que Jungkook buscaba su propia liberación.

Así fue, los dos tenían las respiraciones cortadas, cubiertos de sudor. Taehyung siguió sus movimientos ya boca arriba, la sola imagen mental le subía energías para otra ronda.

Jungkook iba por el mismo camino, empero; antes buscó los labios tibios del castaño, compartiendo algo demasiado íntimo.

Un beso cargado con muchas emociones, tantas positivas y eliminando las negativas. Aceptando que de ahora en adelante se tenían el uno al otro.

Lost Soul (Kooktae) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora