14. Inefable

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Freen
¿Almorzamos mañana?

Malee
Por supuesto, ya te estoy extrañando.

Freen
Y yo a ti, además, necesito que me hagas un favor.

Malee
Por favor Sarocha, no me metas en problemas.

Freen
Tranquila, nada raro. Mañana te explico.

Malee
De acuerdo, mañana a las 12 am en la puerta de tu casa.

—Si hay algo que no te falta es puntualidad, son las 12:00am— dije subiéndome al coche.
—Y ansiedad, por saber lo que tienes para decirme.
—Es que necesito que me ayudes a elegir algo para Becca.
—¿Vas a comprarle un regalo? También quiero uno para mi.
—Malee...
—¿Qué? Soy tu mejor amiga y hace unos cuantos años no recibo ni un regalo de tu parte, Chankimha.
—¡Qué exagerada! Para tu cumpleaños te regalé un hermoso cuadro con una foto nuestra.
—Freen, por Dios. Una foto nuestra, ¿en serio? Y eso fue hace dos años.
—Bueno, está bien. Malee 1 - Freen 0
—Genial, ve preparando las tarjetas de crédito.
—Qué caro me va a costar esto...

Mi mejor amiga y yo tenemos la costumbre de ir a almorzar al Botanic Garden que se encuentra en el centro de la ciudad. Un lugar que literalmente te hace sentir parte de un cuento de hadas. Cada fin de semana desde que nos egresamos de la secundaria, fue nuestro lugar en común. Se volvió costumbre con el pasar del tiempo y de repente nos dimos cuenta de que habíamos probado todos los platos del menú, incluso aquellos que habían dejado de producir. Ese lugar tan mágico nos regaló momentos únicos donde entre cafés y copas de vino nos reímos y también lloramos más de una vez.

Cuando llegamos, Ana nos habilitó nuestra mesa favorita y nos atendió tan amablemente como siempre.

Había visto pasar a muchas chicas por el Botanic, pero hace unos cuántos años ella comenzó a trabajar aquí y desde ese entonces se convirtió en mi camarera preferida. Ana sabe leer perfectamente cuando estoy enojada, feliz, o de malhumor; y también sabe qué comida ofrecerme dependiendo mi estado de ánimo. Sabe cómo me gusta el café, que prefiero lo picante a lo agridulce y si estoy triste siempre me sirve una coca cola con mucho hielo.

—Espero que Ana jamás deje de trabajar aquí— respondí leyendo el menú como si no lo hubiera visto antes.
—Espero que no, es la mejor camarera que ha pasado por este lugar.
—Concuerdo contigo. Ella sabe cómo hacerme feliz— reímos.
—Bueno, ¿qué es eso que tienes en mente para regalarle a Rebecca?

Le conté mi plan y acto seguido se puso como loca. Comenzó a saltar y gritar en la mesa, a lo que tuve que pedirle que parara. Me hizo caso y cuando se calmó seguimos hablando del tema.

Luego de haber estado dos horas charlando, terminamos el café y nos dirigimos al centro comercial. Malee se adueñó de mi billetera y manejó las tarjetas a su gusto eligiendo ropa por la que cual tendría que trabajar mucho para pagar al mes siguiente. Fuimos en busca del regalo para Becca y si hubo un momento en el que mi tarjeta dijo basta, fue justo en ese lugar.

—No puedo creerlo, es hermoso. Le va a encantar, Freen.
—¿Te parece? Ojalá le guste, estoy muy ansiosa por dárselo.
—Sí, y además le lucirá genial.
—Es que es justo de su medida, para mi princesa. Ya quiero ver su cara cuando se lo de.
—Necesito estar ahí cuando lo hagas, quiero ver su reacción.
—¿Te cae bien, verdad?
—Por supuesto, mi pequeña Freen. Es la persona que te hace feliz, por ella te veo brillar. ¿Cómo no quererla? Además, es muy cute. Su carita tierna hace que parezca un ángel.
—Esa es Becky... pero Rebecca, es la viva imagen del diablo. Me encantan sus dos personalidades.
—Bueno, creo que es hora que bajes al planeta Tierra.
—Sí, tienes razón. Ahora tengo que concentrarme en esto, el sábado habrá un evento y tengo que ensayar mucho. ¿Podrías llevarme a casa y guardar esto por mí? — le entregué la bolsa que contenía el regalo.
—Claro que sí, Sarocha.

Dime que es real; FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora