Mención honorífica

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Capítulo 47

Mención Honorífica

Eric

Ato el nudo de mi corbata mientras mi mente viaja de un lugar a otro. Recuerdos me llenan, pero también la sofocadora necesidad de saber que tengo el poder de hacer algo; que puedo ser funcional.

Manejo en compañía de Izán hacia la plaza cívica del palacio de gobierno, en donde habrá una ceremonia con el propósito de brindar un par de menciones honoríficas a todos los implicados en el rescate de las víctimas.

Sinceramente, escucho las palabras que se dicen a través del micrófono, pero no les presto atención. Me enfrasco en mis propias ideas, intentando encontrar una respuesta para todas esas dudas que me invaden. Y quisiera seguir ahí, en mi mundo, pero los fuertes aplausos y las miradas que se dirigen a mí, no me lo permiten.

¿Qué sucedió?

No tengo la menor idea, pero entiendo que esperan que suba a la tarima y eso hago. Me muestro seguro de mis movimientos, aunque desconozco qué carajos estoy haciendo. Me detengo frente al micrófono y miro hacia la multitud sin realmente prestarles atención.

Una cadete se acerca a mí y me entrega un reconocimiento, pero no solo eso... abre un estuche y en él se encuentra una insignia que coloca en mi uniforme de gala, a la altura de mi pecho izquierdo.

Joder...

Me han promovido.

Pablo sube al estrado con una magna sonrisa en el rostro. Lo está disfrutando tanto como yo debería. 

—Eric, mi buen amigo—Me mira un instante antes de regresar la vista hacia el frente—. Todos los aquí presentes en este magno evento, somos testigos de tu dedicación, de tu amor por la ciudad y sus habitantes, así como el sacrificio que ha conllevado para ti trabajar en el cuerpo policiaco de El Peñasco. A nombre de todos mis compañeros, hoy te damos las gracias. Todos esos méritos, el arduo trabajo y tu gran desempeño a lo largo de los años, te trajeron a este momento. El momento al que todos anhelan, pero muy pocos consiguen: ganarse el puesto al que, sin duda, todos aspiramos llegar en algún momento ¡Muy bien merecido y enhorabuena, amigo, Oficial mayor: Eric Montalvo!

Los aplausos se extienden al unísono por toda la plaza cívica, muchas personas se levantan y se siente bien. Realmente se siente bien.

Estoy incrédulo.

No logro asimilar la situación, pero la atesoro.

No digo mucho cuando me extienden el micrófono, simplemente agradezco y bajo de la tarima para tomar asiento nuevamente y permitir que la ceremonia continúe hasta que llegue a su fin.

—Mara está aquí —me dice Izán con una gran sonrisa.

Por instinto, empiezo a buscarla con la mirada. Una mirada desesperada, como si de ello dependiera mi vida. 

Me muevo de un lado a otro, entre felicitaciones, apretones de mano y palmadas de espalda.

Mi cabeza solo repite una cosa: 

Mara, Mara, Mara, Mara.

Pero no la encuentro. Sin embargo, ella me encuentra a mí por accidente.

—Mara...—menciono, atrayendo su atención.

—¡Felicidades! —exclama Tere con orgullo y me estrecha entre sus brazos alegremente—. Oficial mayor, eh... se escucha bastante poético.

—Gracias, Tere.

El oficial de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora