Pasión

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Aunque Grell no era inexperto en el tema, Sebastián le había hecho sentir de esa forma en cuanto se dio cuenta de que sus ropas estaban siendo removidas por las agiles manos del demonio y por supuesto él no estaba quedándose atrás. 

En pocos minutos, dentro de aquella abandonada cabaña no quedo lugar para el clima frio de la ciudad de Londres, las ventanas se encontraban empañadas ocultando la escena para cualquier ojo curioso fuera del lugar. 

Sebastián procedió a besar su cuello, con cuidado, como si fuera una pieza de porcelana que en cualquier momento se rompería. El pelirrojo solo podía soltar pequeños jadeos compartiendo algunas caricias y correspondiendo besos ocasionales que el demonio le arrebataba. Sus labios se sentían como la gloria cuando rozaba su piel desnuda, relamio sus labios al sentir sus caricias en su torso. 

El pelinegro poco a poco le dejo desnudo mientras besaba su piel, dejando marcas bastante notorias si es que se descuidaba, suspiro acariciando su cabello una ves este chupo uno de sus pezones, mordió su labio al sentir esa extraña corriente eléctrica que era característica de esta zona erógena y por supuesto su miembro ya estaba más que listo para ser atendido, Sebastián hizo que se sentará en el sofá, acariciando sus muslos y bajando dando besos llegó al ansioso miembro del mayor el cual tomo y dió ligeras lamidas a la punta para poco después iniciar una muy atenta felación.

- mmmm~ aaah~ Sebastián~ - Grell trataba de cerrar las piernas por la sorpresa pero su amante no le permitía tal reacción, succionaba con gran destreza el miembro contrario y a los pocos minutos El pelirrojo termino en su boca, gimiendo el hermoso nombre del demonio.

- Tienes un sabor un poco salado~ - musitó divertido Sebastián que está ves lo tomo de la cintura y le hizo acostar un poco llevando su trasero hacia delante, lamiendo su entrada debía lubricarlo si iban a tener sexo desenfrenado ¿no?

A los pocos minutos, el Shinigami y el demonio se encontraban sobre aquel viejo sofa, tomándose como si se necesitaran, Sebastián admiraba cómo el cuerpo masculino podría ser tan diferente del femenino y Grell, Grell le agradecía a todos los dioses que conocía el poder sentir ese tipo de placer tan infernal.

Sebastián tomo la cintura del contrario haciéndolo sentar sobre el frenando un poco sus embestidas para permitirle al pelirrojo cabalgarlo.

- Se~ Seby~ - jadeo pasando saliva - es muy grande ~ - movió su cadera de arriba a abajo marcando un Vaivén de manera que tocará otros puntos más sensibles.

- solo tu lo podrás disfrutar cuando quieras~ - respondio el demonio besando la espalda del pelirrojo apartando su cabello por supuesto, cabello que no tardaría en ser jalado.

Grell solo supo de esa noche dos cosas la primera era que Sebastián era un demonio que tenía sexo hasta estar satisfecho y la segunda que podría estar con Sebastián y jamás cansarse del sexo.

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