Siendo así

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¿Bueno, en que nos habíamos quedado? 

Oh si, la batalla entre mi aprendiz y aquel demonio de ojos carmín, parecía que en cualquier momento estallaría un infierno, pero, lastimosamente fue en un parpadeo que la chica termino pateada en el estómago doblegándose sobre sí misma. 

Fue patético. 

Sin embargo, acepto que fue un lindo gesto haber sido defendido por su parte, generalmente seguirían diciendo que era un travestido que no le quedaba bien su vestuario, pero ¿quiénes eran ellos para poderme decir que hacer o que ponerme?, la tome del brazo levantándola con cuidado para luego mirar al demonio a sus bellos ojos bermellón el cual en definitivamente era mi tipo de hombre ideal. 

Aunque su llavero se apresuró a acercase a la muchacha para darle primeros auxilios llevándosela casi arrastrada, pero por supuesto ella tenía más fuerza que él, por lo tanto, era obvio que ella quería ir con él. 

-Tu pequeña aprendiz es algo inútil ¿no crees? - murmuro Sebastián cambiando aquellos guantes que solían ser blancos. 

- Apenas está empezando Sebas- chan creo que fuiste duro con ella después de todo solo es una pequeña - comente mirándole embobado con unas profundas ganas de pedirle una cita en ese preciso momento, pero no debía, después de todo ambos nos encontrábamos en horario laboral, sin embargo, yo trabajaba todo el tiempo después de todo era un shinigami - aunque debo admitir que me encanta verte tan serio en el trabajo - giro a verme alzando una ceja, aun éramos enemigos innatos - quisiera ver como eres fuera de él. 

Sonreí como si fuera el gato de Cheshire mirándole esperando una respuesta positiva de su parte, aunque claro parecía que sería todo lo contrario. 

- Le preguntare al joven amo si me permitiría alejarme de el por un tiempo - respondió con aquella sonrisa en su rostro que me hacía dudar si realmente él era un demonio y no un ángel como sugería todo lo contrario. 

Amor En Carmesi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora