PLANETA VEGETA: (45 años atrás)
— ¡Lord Freezer! —Llamó un agitado Zarbon, saliendo al espacio.
El susodicho se encontraba contemplando el horizonte sentado en su silla voladora, desde la cima de su nave. Una maníaca sonrisa se le podía apreciar en el rostro.
— ¡Oh, soldado Zarbon! —Exclamó de buen humor— ¡Que gusto que puedas acompañarme! ¿No te parecen magníficos los fuegos artificiales?
El perplejo soldado asintió entre balbuceos, mientras observaba con esfuerzo la gigantezca explosión frente a él. La luz cegadora y el intenso calor no le permitieron abrir completamente los ojos.
— Si me permite, será mejor volver adentro, mi Lord. Temo por el funcionamiento de la nave una vez nos alcancen los escombros. Sin mencionar que...
— ¡Oh, vamos! —Le interrumpió Freezer, entre risas- No seas aguafiestas, Zarbon. Déjame disfrutarlo un poco más. Siento que me quite un enorme peso de encima.
El tirano hablaba sin apartar la mirada de los restos ardientes del planeta. La amplia sonrisa recorría su rostro de extremo a extremo, dándole un aspecto muy similar al de un niño contemplando un juguete. Dicha escena hizo temblar de pies a cabeza a Zabon, quien pese a todos sus miedos, no se abstuvo de sonar complaciente:
— ¿P-peso? ¿Cuál peso, mi Lord?
— El del planeta Vegeta, desde luego —Respondió con sencillez— ¡Una vez limpio el universo de esta peste, no habrá nada que me impida convertirme en el amo y señor de todos y cada uno de sus planetas!
Exclamó con euforia eso último, a la vez que alzaba ambas manos por sobre su cabeza y se dejaba ir en una amplia carcajada.
Por su parte, Zarbon no paraba de preguntarse que tan buena idea habría sido erradicar completamente a los sayajins, dado que estos conformaban prácticamente la mitad de su ejército. Aunque, obviamente, no sería tan tonto como para cuestionarlo al respecto.
No obstante, se animó a seguir hablando únicamente impulsado por el buen ambiente.
— Si me permite... hacer una observación.
— Adelante.
— ¿Qué hay del dios de la destrucción?
El tirano ladeó la cabeza, aún sin mirarlo.
Por unos segundos, se produjo un intenso silencio, durante los cuales el motor de la silla flotante y los montones de rocas gigantes, que hacían estremecer la nave, fueron los únicos sonidos audibles.
Zarbon empezaba a arrepentirse de haber abierto la boca.
— ¿Bills? —Comentó con amargura— Esa basura puede dormir hasta pudrirse en su planeta si lo desea. Mejor para él. Lo que pase en el universo no podría importarle menos.
El ego del alíen crecía con cada palabra que decía. Sabía que esta vez Bills dormiría por un largo, largo tiempo.
— Para cuando ese malnacido despierte, mi nombre ya estará grabado en los confines de toda la galaxia como el verdadero dios de la destrucción: ¡"El emperador supremo de este universo, el gran Freezer"!
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Así, más de 40 años después de aquel fatídico día, luego de muchas aventuras, muertes y resurrecciones, Freezer se encontraba en un rincón olvidado del universo, saldando viejas cuentas.

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EL RETORNO DE LOS SAYAJINS
RandomEl implacable Black Freezer se dirige hacia el planeta Tierra con un único objetivo: Destruir de una vez por todas a la raza que arruinó su vida. Sin que Goku, Vegeta o los demás guerreros puedan hacer nada para detenerlo a él y su ejército milenari...