28) Ese poder latente.

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VARIOS MESES ATRÁS...

- ¡Ya casi! ¡Esfuerzate más, estás muy cerca de lograrlo! -Alentaba Goku con sumo entusiasmo.

- ¡Cierra la boca, Kakarotto! -Demandó Raditz, rechinando los dientes- No necesito de tus alientos.

Una enorme vena palpitaba con fuerza en la frente del sayajin, cuyos musculos tensos y pesado sudor denotaban su alto nivel de desgaste. Claro signo de fatiga y estrés.

- Piensa bien ¿Qué te hace enojar?

- Las preguntas estúpidas de la gente que no sabe cerrar la boca.

Agotado por el esfuerzo y desgastado por la rutina, el cuerpo de Raditz no tardó mucho en llegar al fallo de sus capacidades. Se dejó caer de rodillas al suelo cuando sus reservas de energía quedaron a secas. Son Goku se limitó a mirar el suelo con sumo interés en lo que su hermano se reponía, a fin de no hacerlo sentirse más incómodo de lo que ya estaba.

Aquella empatía habría sido poco bien recibida por parte del sayajin de cabello largo en tiempos pasados, pero para este punto ya se estaba acostumbrando.

- Ahórrate disimular tu lástima, Kakarotto.

- Pero si yo no he dicho nada -Se defendió Goku- Vas muy bien.

- Soy un fracaso. Ya lo sé. Conozco bien mi lugar en el mundo. Y me repugnan tus patéticos intentos de fingir que no lo has notado.

Raditz miraba hacia el piso, aún con mirada sombría. Su tono de voz era el mismo que de costumbre pero eso no impidió a Goku percibir el profundo pesar que le acompañaba.

No podía decir que se identificaba con el sentimiento, pues para Goku el fracaso nunca había significado una derrota en realidad, sin embargo, era lo bastante adulto como para comprender por lo que pasaba.

Se sentó en suelo junto a Raditz, de brazos y piernas cruzadas en lo que su cabeza intentaba idear una solución.

Ciertamente no estaban avanzando al ritmo que Son Goku hubiese esperado, pero ni de broma. Su hermano parecía tener cierta "dificultad natural" para fortalecerse. Sumado al hecho de su poca disposición a contribuir y su deficiente fisiología, Raditz se encontraba estancado.

Consiente de que actualmente la sala del tiempo se encontraba ocupada 24/7 por los guerreros sayajin de Vegeta, Goku se frotó la cabeza, en busca de ideas alternas. Si quería que su hermano adquiriera el super sayajin a corto plazo debían de cambiar de táctica.

- No lograremos nada a este ritmo -Dijo tras un corto silencio- Lo mejor será volver a la montaña.

- ¡¿Meditar? ¿Otra vez?! -Se quejó Raditz quien todavía poseía fuerzas para reclamar.

- Será tu única opción si quieres poder acceder al super sayajin a voluntad.

- Se supone que el sayajin legendario es un guerrero que brota de la ira. Si realmente tenemos alguna oportunidad de alcanzar la victoria, el enojo será lo que nos lleve hasta ella.

- Es más complicado que eso. La meditación aliviana y aclara la mente.

El hermano mayor frunció los labios con disgusto una vez más. Se notaba poco convencido.

- Lo único que tengo claro es que sentarme en una montaña a mirar las estrellas es una demigrante y vil perdida de tiempo. Ni lo sueñes.

Goku rodó los ojos, para nada sorprendido ante la respuesta.

Lo siguiente que hizo fue tomar a su hermano del brazo y hechar a volar sin hacer demasiadas preguntas.

- ¡¿Qué demonios?! ¡Kakarotto! ¡Qué diablos crees que haces?!

EL RETORNO DE LOS SAYAJINSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora