Bienvenida

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No sé sí habría sido buena idea venir a este lugar, pero ya no había vuelta atrás, quería poner orden en mi vida y este era uno de los pasos para lograrlo.

– Bienvenido Andrew – Dijo la doctora apenas entré – mi nombre es Scarlett y seré tu psicóloga. Toma asiento.

– Años sin saber que era tener una consulta – dije entre una pequeña risa.

– Tengo entendido que vas a escribir todo lo que se diga acá ¿Estás seguro de eso?

– Completamente seguro – Respondí con la mayor seguridad.

– ¿Y por qué quieres hacerlo?

– Decirle que tengo un motivo para hacerlo sería mentirle, simplemente quiero guardar este momento y mostrárselo al mundo sin razón alguna.

– Entiendo – Tomo su libreta de anotaciones, su lapicero y su teléfono también – colocaré este temporizador con el tiempo de la consulta, cuando suene es porque ya habremos terminado por hoy – Coloco una hora en el temporizador y lo dejo correr – Hablame de ti.

– ¿Qué exactamente?

– Digamos que una descripción básica de ti y tu vida.

– Pues empecemos por lo básico entonces. Mi nombre es Andrew Reyes, diecisiete años menos de vida, y pues nada más, estudio y ando buscando trabajo.

– Dices diecisiete años menos de vida y no diecisiete años de edad ¿por qué?

– Mientras cuente los años que van pasando se cuántos me quedan por sufrir, las posibilidades de que pase de los cien son completamente escasas, si acaso a los ochenta, o con suerte no paso de los treinta.

– Veo que piensas en la muerte muy pronto – Dijo algo sorprendida.

– Pienso en ella cada día como la solución a todos mis problemas, el escape de esta vida de mierda.

– Prefieres la salida fácil a tus problemas envés afrontar cada uno.

– Si, porque ya me canse de intentar solucionarlos.

– Empieza contándome como son las cosas en tu casa.

– Vivo con mi hermana y mis abuelos maternos, y a ser sincero es un ambiente hostil la mayoría del tiempo.

– Y tus padres?

– Mi madre murió hace dos años y jamás trate con mi papá, el vive en otro lugar aparte y a decir verdad es mejor así, solo lo buscaba para el dinero.

– Lamento lo de tu madre, y eso de tu padre suena como a puro interés.

– Si lo es, no finjo darle amor a una persona la cual nunca estuvo para mí, ni se interesa, y yo no soy hipócrita para tratarlo como si fuera un buen padre.

– Ya noto que ese es uno de tus principal rencores.

– Ese y muchos más que iré contando.

– Entiendo ¿y por qué dices que tu casa el ambiente es hostil?

– Digamos que mi abuelo con su comportamiento es algo que saca de sus casillas a cualquiera, tiene su caracter estricto y yo salí igual, entonces es un choque entre nosotros siempre, no le bajó la mirada a nadie, en cambio mi abuela al pasar de los años se ha vuelto más pasiva.

– ¿Y cómo es la relación con tu hermana?

– Algo.... bipolar – no estaba muy seguro de sí era la palabra indicada para describir nuestra relación. Aunque si pegaba.

– ¿Cómo así? – pregunto completamente confundida.

– Peleamos cada que estamos juntos, se podría decir que vivo en mi mundo y descuido muchas cosas, pero en el fondo sabemos que estamos el uno para el otro desde que murió mamá.

Diario de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora