One shots con los diferentes personajes de One piece. Los personajes no me pertenecen a mi, sino a Eiichiro Oda
Actualizaciones cuando a la autora le viene la inspiración o le hacen un pedido :b
Sí, otro one-shot más de Zoro. Pero es que me pareció una idea tan buena que no pude evitar coger el ordenador y empezar a escribir, jeje. Espero que os guste.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era un día soleado en el East Blue, la región del mundo conocida por ser el lugar de origen de muchos piratas y marines famosos. En la pequeña villa de Shimotsuki se encontraba un modesto dojo donde el joven Zoro, de tan solo 11 años, entrenaba diligentemente para convertirse en el mejor espadachín, debido a la promesa que le hizo a su amiga tiempo atrás. Zoro tenía una determinación férrea y estaba decidido a superarse a sí mismo día tras día.
Mientras entrenaba, a lo lejos, vio como un barco se acercaba para atracar en la villa. Él siempre entrenaba lejos, donde nadie pudiese molestarle. No le dio especial importancia, y siguió con lo suyo. Pasaron las horas, y de repente notó que no estaba solo. Soltó la piedra que estaba levantando y alzó un poco la cabeza para ver a una niña sentada en una rama del árbol bajo el que entrenaba. Tenía una apariencia juguetona, el pelo algo revuelto, y ojos vivaces que lo devoraban con la mirada.
—Hola, ¿tú eres Zoro? —preguntó ella con una sonrisa.
—¿Cómo has subido ahí sin hacer ruido? —preguntó el peliverde, algo asombrado.
—Ah ¿Eso? No sé, simplemente lo he hecho —dijo sin darle mucha importancia—. ¿Eres Zoro, sí o no?
—Que sí. ¿Qué quieres? Me estás molestando —se cruzó de brazos.
—Oh, disculpa. Es que tienes que ir a comer.
—¿Y quién eres tú para decírmelo?
La niña bajó del árbol de un salto y se puso delante del peliverde, con las manos en la cintura, y orgullosa, se presentó:
—¡Mi nombre es (Tn), y soy parte del Ejército Revolucionario!
—¿El ejército Revolucionario? ¡Anda ya! No mientas, seguro que eres del pueblo.
—¡Que no miento! Hemos parado aquí para descansar porque al parecer Dragon-san se lleva bien con tu sensei y nos ha dejado quedarnos unos días.
—No te creo. —Zoro cerró los ojos en desaprobación.
De repente, la joven le pegó un fuerte puñetazo al árbol, haciendo que todos sus frutos cayesen, algunos le dieron a él en la cabeza.
—¿Me crees ahora? —dijo sin perder la sonrisa.
Zoro, ahora en el suelo por los golpes recibidos, estaba atónito. ¿Qué había sido eso? Jamás había visto algo así, esos puñetazos no eran normales
—¿Q-qué es eso?
—Es Karate Gyojin. Mi amiga Koala me está enseñando —sonrió, orgullosa.
—Pues vale —dijo el niño, como si no hubiese preguntado.
—¿Y tú, que entrenas? —preguntó mientras le tendía el brazo para ayudarlo.
