4. La rivalidad

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Aquel rubio que corría sacándome la lengua era tan desquiciante. Si en ese preciso momento lo hubiese alcanzado lo habría estrangulado sin dudar.

Que fastidio.

A las afueras de la mansión me encontraba varado. Determinando a dónde se fue aquel estresante rubio, todavía sin mi parche en el ojo. Sentí la brisa y la presencia de Sebastian cerca. Aún así me adentré a los árboles buscando mi parche. Apostaría que el chico niquiera sabía quién era yo.

Llegué exhalando o respirando con dificultad hasta un frondoso árbol. Olvidando por completo mi condición respiratoria, tendría que tomarme un respiro antes de continuar mi búsqueda.

Aunque el rubio me la facilitó, pues apareció en el momento menos indicado...

Y escuché esa tediosa risa aún con mi pertenencia, mostrándomela

Ouh, ¿Ya estás cansado Cielito? Prometo hacértelo más fácil si vienes por él.

Claramente era otra invitación a seguirle el juego. Lo miré con molestia sin mutarme aún, el mismo entendió mi desconfianza.

Mmh, no correré esta vez, tranquilo. A diferencia de tí yo si tengo consideración.

Solté una risa sarcástica y burlona, enfrentándolo.

— ¿Por qué debería confiar en tu palabra si tú mismo quisiste engañarme vestido de mujer, Alois Trancy?

Reclamé hasta que fue audible en sus oídos, esperando alguna reacción que presentía.

El chico solo se sorprendió un poco, pero aún así me dió una sonrisa calmada y procedió a quitarse las extensiones de su disfraz.
Solo aparté la mirada con molestia.

Me alegro que ya lo hayas descubierto, Ciel. Simplemente quería jugar contigo.

Dijo con una voz suave, como si intentará persuadirme. Y muchas cuestiones nacían dentro de mi cabeza.

— ¿Por qué quisieras hacer este estúpido juego con el perro guardián de la Reina?

Muy confundido y con desconfianza, me cruce de brazos.

A mi parecer era como si el otro esperara esa pregunta.

Porque me impresionaste, Ciel.

Siguió con una actuación muy dulce o desconcertante.. y aquello me sobresaltó, sin alguna cosa que pudiera decir.

Oh, vamos. ¿El perro guardián de la Reina no sabe cómo socialmente divertirse? Creo que ha olvidado que su edad aún sigue siendo 13 años.

Dijo entre algunas risas, como si fuera divertidamente genuino. Y solo me avergonzó más.

Odiaba que le gustara ponerme de nervios.

Through some eyes | 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨𝐢𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora