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Me estiraba sobre mi escritorio una vez más. Los casos que me encomendaba la reina eran algo agotadores, a pesar de tener una mentalidad de adulto, sigo teniendo las capacidades de un adolescente de 13 años. Eran casos inusuales. Cómo el caso de la grotesca vieja que quemaba personas o lo ocurrido del secuestro en un tren.

También sencillos a decir verdad, Sebastian y yo no tardamos en resolverlos. Pero no podía evitar relacionarlos con la misteriosa "Araña" de la Reina.

Creía que de alguna forma tenían conexión, quizá quería inculpar a dicho secuaz, aunque si soy sincero. Sepa realmente quién es esa tal Araña engreída.

Pronto lo sabré, gracias a Sebastian de nuevo. Pero si está a disposición de la Reina, espero que entonces valga la pena trabajar juntos. Si es que realmente es buena...

Y si no... ¡Desecho! O a volar. No me tocaré el corazón por alguien negligente. Ni pensar mantener algún vínculo con tal sujeto. Me da un disgusto tan solo considerarlo.

Al declarar aquello para mí, Veo a Sebastian entrar a la habitación para traerme un pastel cubierto de chocolate amargo con crema derretida encima, no lo esperaba. Pero le agradezco su servicio, no había comido algo realmente en esta tarde.

Agarré la cuchara con serenidad, tomando un pequeño bocado del postre oscuro. Intentando concentrarme en su sabor y en nada más.

Que nada sin sentido divagara en mi mente.

Que nada sin sentido divagara en mi mente

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Through some eyes | 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨𝐢𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora