Velocidad, no creo que haya otra forma de pasar la vida. Todo va más rápido de lo que pensamos, los amigos que creías te traicionan, lo superas y conoces nuevos, el amor que dejaste crece en un nuevo lugar, los estudios los terminas sin darte cuenta,pero hay cosas que parecen inmutables. La velocidad de los pensamientos, palabras, frases, imágenes sucediendo sin parar en bucle, un ciclo que no puede romperse y a veces se repite una misma cosa que nos altera el corazón. Solía pensar que era una persona fría, sin apego, sin muchas emociones que nos hacen humanos, sin sueños ni ambiciones, una medusa de la vida flotando a la deriva, haciendo un camino sin luz con lo mínimo para sobrevivir como un ser consciente. Hoy día nose que pensar,solo hay caos en mi, el peor de ellos, uno tranquilo e insonoro que retuerce cada parte de mi interior dejando una fachada perfecta o casi perfecta, esperando a explotar, a consumir lo que quede de mi conciencia y cordura para dar paso aquello que guardo sin saber. Es curioso mirando en retrospectiva la vida que tenemos, en mi niñez seguro que fui feliz, un chiquillo sin mayor preocupación que la serie del momento, con miedo a los monstruos de la oscuridad, con sus peleas de la comida y el barro en su ropa, pero no puedo recordar la mayoría incluso ahora. La adolescencia paso más rápido de lo que creí en su momento, no era enemigo del mundo, pero el mundo si era mi enemigo, cuando creía encontrar un refugio de paz, un lugar donde poder disfrutar la tranquilidad de los días aunque fuera un rato, donde olvidar quien era, parecía demasiado bueno para mí y la vida lo arrebataba de mis manos. Lo retorcía, lo desmenuzaba hasta que no pudiera rehacerse por más intentos que hiciera de recuperar ese remanso de paz que fluía lentamente en aquellos dias. Con el tiempo descubrí que significaba cada persona, que importancia tenían para mí y cuanto estaba dispuesto a entregarme a ellas como un caballero a su causa, pero igual que en las historias medievales, solo encontraba traiciones, algunas silenciosas como serpientes y otras rabiosas como perros. Quien más amaba era quien menos hacia para estar, a pesar de ser consciente de la dependencia, no podía alejarme aunque lo intentara pues era mi vida y sin ella no había vida que vivir. Al ser el mundo mi enemigo no había opción pues eran ellos o yo, por lo que cree reglas fundamentales para la supervivencia en una jungla social tan voraz como un león sin comida por semanas que aún hoy día sigue siendo igual de voraz entre adultos pero se esconden como hienas tras risas y sonrisas, esperando el momento de atacar sin que puedas defenderte de un golpe mortal; primera: todos entran pero nadie baja, se equipara al hall de una casa, a la entrada, la impresión que causa. Todos son invitados en la vida, tratarlos con la cortesía que se merecen, muestra lo mejor, cuenta lo mejor, si todos saben lo mismo y ven lo mismo no pueden usarlo en tu encontrá, asique deja que entren a fisgonear como cerdos truferos pero no les dejes hallar las trufas, dales gato por liebre que piensen que son más listos y guarda las cosas en el desván, oculto donde nadie pueda encontrarlo. Segunda: ten cerca a tus enemigos pero aún más cerca a tus amigos, pues ellos conocen tus debilidades, tus secretos, tu día y por más que quieras siempre cederas en momentos, tenlos cerca para la matanza pues si empiezan los disparos, lleva cargador. Tercera: destroza tu mente, destruye las emociones. Reproduce infinitamente una escena que te acelere el pulso, que te inquiete, te vuelva ansioso, te enloquezca, de la forma más atroz que se te ocurra, pues la mente es el poder que controla la vida. Cuando puedas imaginar cualquier escena y te aburran, habrás logrado el tercero. Son pilares de una vida, tan sólidos como un desprendimiento y perduran tanto como las ruinas, acumulándose unas con otras de forma que escoges cual visitar para afrontar una realidad. La realidad de hoy es compleja, tantos datos, tanta información, nadie mira,nadie para, nadie piensa, una vez que empiezas a ser adulto automatizas la vida siendo una rutina sin darte cuenta, pasando los días y los años a la vuelta de cada esquina, escapándose entre los dedos, pudiendo saborear días sueltos que recordamos en la vejez vanagloriandonos de aquellos tiempos donde tanto disfrutábamos, pero realmente disfrutamos? Los pensamientos se suceden, las causas siguen una tras de otra, los motivos se amontonan y acabas con una pila de sobriedad. Cuando reflexionas sobre el porque, cuando intentas comprender tu mundo, su estructura, sus bases, su tiempo al mismo que afrontas el real llegaras a conclusiones aveces de una forma tardía otras a una velocidad que puede dar miedo y rara vez solo querrás pisar a fondo a ver qué pasa.