Estigia, símbolo de la vida, de su irrefrenable paso, el poder de cambiar, de albergar nuevas vidas, de superar obstáculos, del más allá, de muerte. Pero qué es sino, una representación del camino? Antiguamente, en memorias una vez olvidadas, en tradiciones orales transmutadas hasta el presente, en escrituras apenas descifrables, morir era tan terrorífico como grandioso. Podrías esperar cientos de años hasta que el barquero decidiera recogerte para llevarte al más allá al no tener tributo, o podrías pagarle, en oro mejor, para ir el mismo día de tu primer cumpleaños hacia el otro lado. Caronte, es una representación corpórea de la sociedad humana, donde pasan cientos de personas en nuestras vidas y son muertos en vida, donde a veces damos la mano e intentan arrancar el brazo para pasar,donde las desgracias ocurren cada día y permanecemos impasibles ante ellas. Pero, y nuestro camino? Y nuestro rio? Aquel afluente que va convergiendo y entrelazándose con el resto, donde algunos solo existen para secarse, otros para arrasar poblados y crear inundaciones, aveces para ser calmados, siendo remanso de paz para el ecosistema. Es complicado vivir, cuando somos pequeños deseamos crecer, cumplir nuestros sueños, llegar donde nadie llegó, ver un mundo donde solo existe en nuestra mente, pero cuando crecemos añoramos nuestra juventud, nuestra infancia, riéndonos de anécdotas y recuerdos, llorando las pérdidas, maldiciendo las traiciones, amando a los que se fueron pero aún siguen. Pero, en que se parecen entonces? En qué nunca para de fluir por más que quieras pararlo. El camino continua, aunque quieran construirlo por nosotros, el agua acaba rompiendo los puentes inestables para crear el camino verdadero, aunque también su rumbo, en las lluvias se desborda y arrasa lo que había. Nunca nos paramos, siempre seguimos hacia adelante aunque seamos un recuerdo de lo que fuimos en vida, a veces viendo el final del río, otras precipitandonos por cataratas en un salto de fe hacia un mejor lugar, un lugar que está más allá de lo que creemos. No siempre tendremos claro hacia donde ir, dudaremos de nuestra existencia, cambiaremos de sueños, otras los abandonaremos por algo más factible y realista, conoceremos personas que cambiarán nuestras vidas y quiénes somos, algunas nos enseñarán que es el sufrimiento, la melancolía, la angustia, la impotencia. Otras nos harán creer en el amor, nos darán momentos de paz y tranquilidad, de risas y jolgorios, de fiestas hasta el amanecer, pero es más complicado cuando nosotros mismos influimos en el camino. Cada acción, cada palabra, cada decisión, influye en nuestro curso, de tal forma que aveces llegamos a una encrucijada parandonos en mitad, creyendo que así tendremos tiempo para decidir sin darnos cuenta que la corriente ya nos está arrastrando sin tener que remar. No podemos pararnos, no podemos pensar, no podemos ordenar lo que pensamos y sentimos, lo que queremos y deseamos, lo que soñamos y necesitamos, porque todo avanza sin darnos cuenta, solo podemos continuar. Al igual que aquellos romanos y griegos en su muerte, solo podemos cerrar los ojos y esperar al barquero con las monedas, pero, y si hay otra forma? Mucho más complicada? Más dolorosa? Podríamos seguir a ciegas, a pesar de que el humano tema a la oscuridad y sus monstruos, podemos crear un camino diferente al establecido con nuestras manos, perforando las rocas y la montaña que tenemos frente a nosotros. Nos veremos en mitad de la oscuridad, sin ver direcciones, sin saber dónde estamos, sin notar otras personas, para quienes eligen este camino insólito, solo les queda avanzar sin poder pararse a que la corriente les lleve, pues una vez iniciado no hay marcha atrás, hemos creado una nueva entrada al hades. Estás personas seguirán aunque no puedan ver por las lagrimas en sus ojos, aunque sientan un frío que les corte la piel, aún con un agradable calor que les embauque para quedarse, aún cuando no puedan sacar lo que llevan en sus profundidades pues saben que una vez que se paren no podrán seguir y estarán perdidos. No hay peor camino para elegir en una vida que el de ir a ciegas, pues solo puedes guiarte por lo que construyes y obtienes de ti mismo, pero al final del río que destruye la montaña, esperamos encontrar los campos Elíseos,donde poder ver las cicatrices que nos dio la vida, y alfin poder desbordarnos en una nueva vida sin contener las aguas que nos agitaban.