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NARRA Roseanne:

Salte a la cama que compartía con Jennie y cerré mis ojos, intentando descansar lo cual fue un fracaso total, abrí mis párpados y me levanté.

Fui caminando hasta la cocina para intentar estudiar lo que me habían enviado Irene y Félix. Cada fila de deferente color.

Vino: muertes.

Gris: personas muertas que intentaban desbancar algún poder.

Negro: negocios.

Blanco: nuevas personas que pueden entrar para trabajar conmigo.

Agarro una de las de blanco, tenia que contratar más personas, saber que están siendo descuidados y los están matando cada vez más es peligroso.

Abro la carpeta y leo el expediente con cuidado, analizando cada una de las letras que hay.

Pase así casi toda la noche hasta que comenzó a dolerme la cabeza, visualice el reloj de mi celular y veo que apenas dan las cuatro de la mañana. Doy un bostezo muy largo, también estiró mis extremidades y pude oír uno que otro crujido de mis huesos. Voy caminando hasta la habitación, esperando ver a Jennie pero veo todo vacío.

- ¿Jen? ¿amor? - camino para el baño.- ¿Nini? ¿no ha llegado? - me pregunte a mí misma.-

Camino de nuevo a la sala, agarro mi celular y marco al suyo, nadie contestaba, solo se escuchan los timbres hasta que se escucho el mensaje del buzón, colgué y llamé de nuevo, así hasta cinco veces, de las cuales ninguna fue contestada. Baje mis brazos con un suspiro de resignación, mi entrecejo fruncido estaba presente, mi mirada viajaba a cada mueble de la plaza.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de una llamada entrante, alce mi celular al nivel de mi rostro para ver el nombre de quien me llama, deseando que sea Jennie pero no lo es.

- Christopher. - contesto un tanto seca.- ¿Qué sucede?

- Hola, quería informal sobre una de las mercancías pero Irene, ni Hoseok me contestan, así que opté por llamarle. - explico.-

- Dime.

- Habíamos llegado al aeropuerto internacional de Incheon... y...

- ¿Y?

- Llegaron policías, fueron arrestados dos personas, entre ellas g dragón... y asesinadas cinco policías y ocho de nosotros. - explico.-

- ¿Dónde estás? ¿policías? - comienzo a caminar al rededor de los sillones.- ¿Seguro que fueron policías?

- Sí señora. - escucho como traga saliva.-

- Bien... - silencio y escucho una voz al fondo, una desconocida para mí.- Bang, gracias por tus servicios.

Colgué, sin esperar más.

Aprieto mi mandíbula sintiendo como mis dientes rechinan entre si, apreté el aparato entre mis manos y lo lancé contra el suelo, estrrellandolo al instante. Mis manos rojas fueron directo a mi rostro, tapando mis ojos y frotandolos con fuerza, mi cuerpo fue bajando hasta quedar en cuclillas y con todo el aire que recupere solté un fuerte grito, grito que desgarro mi garganta, con el ardor instalado en esta me levante, pateando un mueble, el cual cayó rompiendo la lámpara que tenia sobre este. Grite de nuevo, más fuerte que la anterior vez, grito que hasta las personas caminando fuera de la plaza a esta hora podían escucharme.

Dando las cinco y media de la madrugada me tranquilicé. Fui al cuarto de nuevo, visualizando la cama vacía, agarré mi saco y saqué la cajetilla de cigarros junto al encendedor, caminé al pequeño bar, me serví medio vaso de brandy y lo bebí en dos segundos, no importo lo que quemaba mi garganta y serví de nuevo. Encendí un cigarro y comencé a dar caladas largas, llenando mis pulmones de humo para después expulsarlo para que la plaza se llenara de humo maloliente.

ROJO. [ Chaennie ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora