DOS - PRESENTE (I)

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DESPUÉS.

—¡Cómo has podido!

Habría deseado mil veces que mi hermano Arsen se hubiese mantenido alejado de mi relación con Aba pero ahí estaba, a punto de saltar a mi cuello. En sus ojos la rabia se hace latente y por experiencia se que no me gustaría estar en mi sitio. Lo entendía completamente, yo era el primero en querer golpearme por haberme saltado las normas, podría hacerlo, podría golpearme a mi mismo, pero es completamente inútil y siendo honestos no me gusta perder mi tiempo.

—¿Cómo ha podido el qué?—Axel mira la escena confundido, primero mira a Arsen luego a mi, pronto su expresión cambia a una mucho más adecuada, el miedo se hizo latente en el rostro de mi hermano por la gravedad de la situación—¡Ha descubierto lo tuyo con Aba!—añade de mala manera con los ojos fuera de órbita.

—¿Tu lo sabías?—pregunta incrédulo Arsen encarándolo.

—Creo que ha quedado claro que si—afirma Usher viendo su perfecta oportunidad para meterse con Axel, blanqueo los ojos en un intento de parar una guerra entre mis hermanos por una obra mía. Lo último que necesitaba era eso.

—Cabrón, tu tampoco te libras—le responde Axel con una sonrisa malvada delatandolo.

—¡Esa boca, ángeles de dios! —brama Arsen con fuerza—¿¡Dónde he estado los últimos meses!?—se pregunta desesperado, sus alas aparecen en ese mismo instante, grandes y majestuosas, ocupan medio salón, son dignas del futuro sucesor del arcángel Gabriel. Nuestro querido y adorado padre.

—Arsen... Yo puedo explicártelo...—intento apaciguarlo sabiendo que es totalmente en vano, en los ojos de mi hermano la rabia se hace más que latente.

—¡Encima mientes!—afirma Arsen entre la desesperación y la incredulidad—¿En qué te ha convertido la tierra?¿Dónde está Arek, el soldado de dios? ¿O de verdad crees que eres Archie Hayek? —añade desesperado llevándose una mano a la cabeza negando, escupe sus palabras sin piedad. En el fondo le agradecía la dureza, había metido la pata hasta el fondo.

Mi nombre no es Archie Hayek, eso es una afirmación que en este punto de la historia se ha convertido en casi una mentira. Pero es mi verdad, mi nombre no es ese, no soy como ella, soy Arek, el hijo del arcángel Gabriel. Él no es Arsen es Hasiel, tampoco Axel y Usher Hayek, son Eliám y Zadkiel, somos los mejores soldados del ejercito del arcángel Mikael y los hijos de Gabriel.

Lo último que necesitaba mi hermano o la escena en general era ver una rubia deslizarse por las escaleras para mirarnos con los ojos fuera de órbita después de bostezar durante un par de segundos.

—¡No puede ser!—gime disgustado ante la joven—¿Los ángeles de dios han roto las 4 normas?—añade desesperado como si no quisiera creerlo. Entonces en una rápida maniobra bate las alas acercándose de golpe a la amiga de Axel, esta cae inconsciente en el mismo instante. Y por estas cosas es que los humanos no pueden vernos en nuestra forma original. Si con tan solo ver nuestras alas ya pierden el conocimiento...¿Qué harían cuando vieran lo que somos ahí arriba?

—Tu tienes que ir a estudiar para un examen de Biología y vas a olvidar todo lo sucedido en estos últimos meses—afirma serio ayudandola a levantar, en los ojos de la joven se ven confusión y miedo pronto son trasladados por un estado de hipnosis.

—Tengo un examen de Biología y no voy a recordar todo esto—añade mientras camina alejándose de nosotros.

—¡Veis lo que habéis hecho, ángeles de dios!—afirma desesperado colocándose en frente de nosotros una vez queda lejos—¡Zadkiel, recuerda las normas!—añade de mala manera mirando a Usher.

Hechos de fuego y luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora