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Corría por el bosque apenas como podía, el disparo en mi hombro no paraba de sangrar pero si me quedaba ahí, sería ejecutada por ese grupo de bandidos. No iba a morir sin dar la lucha, así que corría lo más rápido que podía mientras escuchaba aún los disparos.

Esta gente no iba a dejar a ninguno con vida, si se lo permitían, llegue a varias casa, necesitaba salir de Boston desesperadamente, necesitaba curarme, necesitaba irme de aquí, así que como pude, rompe una de las ventanas de una de las casas para entrar, buscando así sea una vieja camisa para apretar la herida. Encontrándome con unas llaves, corrí hacia el garage, había un auto, parecía un buen estado pero no me confiaba, no tenía tanta gasolina pero podría al menos alejarme de esta gente.

Rece para que aún tuviera batería, y después de varios intentos encendió, así que sin importarme retrocedí, llevándome por delante las puertas del garage, más rápido me fuera de aquí mejor.

Pero mi huida no me llevo tan lejos, la gasolina no era que servía para mucho, y conseguir más no era una posibilidad, así que tuve que bajarme, sentía la presión baja, no hacía calor pero era como si el sol me estaba matando y la cabeza me daba vueltas. No quería morirme por toda la sangre que perdí además de que sentía el brazo como si estuviera dormido.

Me apoye a un árbol, dejando salir el aire, pensando en que sería mi final, si no encontraba un refugio rápido, o al menos alguien que me ayudara, cuando un sonido metálico llamó mi atención, me giré, a lo lejos viendo cómo un portón mecánico se abría, era mi oportunidad, eran personas, podía salvarme.

Camine como pude, aún haciendo presión en la herida, y una vieja camioneta de color azul venía saliendo; parándose Justo fuera para asegurarse de que el portón mecánico volviera a cerrarse.

Aproveche la distracción para correr hacia la camioneta y abrir una de las puertas traseras.

—¿Que mierda?-un grito de lo que parecía una voz femenina fue lo primero que se escuchó, después un hombre que me apuntaba justo s la cabeza.

—Ayúdenme...-mi cuerpo estaba ya dentro de la parte trasera, la corrida y la adrenalina se habían acabado, estaba por desmayarme, sus caras eran de sorpresa y noté que la voz femenina era de una niña.

Antes de cerrar mis ojos.




—¿Quien mierda eres tu?

—Ellie...-la regaño el hombre, yo apenas estaba acostumbrándome a la luz al abrir mis ojos. El dolor seguía, pero mi mano de fue de forma inconsciente a la herida, viendo que estaba tratada.

No reconocía el lugar donde estaba, era una casa, al parecer, y estaba sobre el sofá. Respire de forma calmada y lleve mi otra mano a mis ojos para taparlos.

—¡RESPONDE!-la voz chillona no me asusto, era una niña de mal humor, y yo apenas recordaba mi nombre, no me interesaba dar explicaciones.

—Gracias...-susurre aún tapándome los ojos, quería evitar el dolor de cabeza por la luz.—Gracias por salvarme...

Mi voz era apenas un susurro, la garganta se me había desgarrado al haber intentando avisar a los demás que los bandidos habían llegado, pero no pudieron escucharme.

—Ya basta de amabilidad.-era más voz masculina, y sentí como tomaba mi mano de forma agresiva y me obligaba a sentarme.—¿Quien eres tú? ¿Que haces aquí? ¿Como te hirieron?

Mire al hombre, estaba recién duchado, se veia, ademas, se olía, el olor a jabón llegaba a mi nariz, su cabello estaba húmedo, y tenían ropa limpia, mire a La Niña, ella también parecía estar bien.

—Estaba con un grupo, intentábamos salir de Boston pero FREDA no nos dejaba.-dije en un susurro pausado.—Lo juro que no miento.

El hombre, que obviamente era mayor tenía una mirada fría y distante; tenía su arma en mano, como si fuera hacerles daño.

The last of us (Joel Miller) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora