Entre dos decisiones fatales [Deku villano y tu]

Calla y deja que la gente ignorante grite cariño

Al tanto llegamos a casa me di un rápido baño para quitarme el nausiabundo olor a sangre.

Envolví mi cuerpo con una toalla antes de vestirme con unos simples pantalones, deje mi torso al desnudo y me diriji junto a mi pequeña prinsesa.

Me acerque con cautela y me recosté en el marco de la puerta de su habitación, pude ver como está intentaba subirse el cierre de la espalda de su vestido rojo.

Me acerque y desidi ayudarla, esta estaba frente a un espejo y pudo notar mi presencia que intentaba ayudarle. Cuando pude subir aquella cremallera tomé su cintura y le di un pequeño beso en su cuello descubierto, esta dio un pequeño jadeo seguido por un pequeño sobresalto.

La abrase con fuersa y miramos el hermoso reflejo que nos ofrecía aquel espejo, mantuve mi compostura y di un pequeño cumplido.

_Adoro cuando te vistes de rojo

No dio ninguna palabra pero respondió con una pequeña sonrrisa seguido de un sonrojo.

Mis ojos cambiaron de dirección a su braso así allando una imperfección; opserve atento su braso el cual ahora traía unos arallasos en su hermosa piel blanca y suave.

_Devi de hacerlo pagar el presio justo

Susurre para ella pero esta solo dio una mirada de tristeza a su braso lastimado. Mis dudas fueron las causantes de lo que siguió a continuación.

Me mantuve callado antes de atraparla entre mis brasos y la pared, la mire a los ojos y solté un leve respiro cuando sentí sus manos en mi pecho recorriendo de apoco cada pequeño sector.

El mismo diablo me dio el don del pecado de la maldita lujuria.

Acarisie de apoco su rostro antes de undir un beso lento, solo fueron pequeños toque y roses antes de que la cosa se pusiera más intenza.

Para cuando me di cuenta el resto de mi ropa ya no estaba y estaba desesperado por bajar aquel sierre de su vestido rojo al cuerpo.

_Maldita cremallera, solo causa problemas

Me dije a mi mismo entre jadeos.

Yo haría que ella olvidara aquello.

Yo haría que ella supiese que ese arañazo no arruinaba la belleza de su cuerpo esbelto.

Oí susurros, delirios y barios pequeños gémidos al pronunciar mi nombre los cuales solo hicieron que la noche fuera más larga.

Jamás me deje llevar por cualquier mujer a no ser que fuera la que tenía en este momento debajo mío.