𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙊𝙋𝙐𝙀𝙎𝙏𝘼 [JENNA ORTEGA]

💍15💍

—¿Está todo bien? –Preguntó la morena algo preocupada.

Desde que había ido por ella luego de haber platicado un rato con Dove, la castaña había estado particularmente callada y más seria de lo habitual, lo cual estaba comenzando a preocupar a la morena. Quizá su jefa había recibido malas noticias con respecto a su visa, o tal vez se sentía mal y eso podría significar que tendrían que ir al hospital cuanto antes.

–Y dime ¿Te agradó ver a Dove hoy?

—Sí. Es una gran amiga –respondió la morena con una sonrisa.

—Se veía muy bonita hoy.

—Supongo –se encogió de hombros.

—Deber ser muy lindo volver a verse y ponerse al corriente –dijo Jenna tratando de sonar casual y odiándose por no poder dejar el tema de lado.

—Sí, es agradable –asintió Maya –Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos. Recuperar nuestra amistad suena tentador —Se detuvo haciendo que la castaña levantase una ceja.

—¿Pero?

—No lo sé, es extraño.

—¿Por qué?

—Es mi ex –dijo como si eso fuera muy lógico –A todo esto, ¿por qué tienes tanto interés en el tema? –la cuestionó.

—¿Interés? –Soltó una risita nerviosa –No tengo ningún interés.

—¡Ahí están! –La voz de la madre de la morena se hizo presente haciendo que ambas se detuvieran y voltearan —¡Jenna! –La morena levantó un poco su brazo y agito su mano en un intento de saludar a la madre y a la abuela de Maya.

—Necesitamos a Jenna –Dijo la abuela.

—Me temo que te la vamos a robar por unos momentos, hija –Dijo la abuela, mientras Emilia sonreía.

—No, me niego –Respondió la morena –Ayer ya se la robaron, ¿no creen que están acaparando mucho su atención? Yo también necesito convivir con ella.

—La tienes todos los días en Nueva York, Maya, nosotras apenas la hemos tenido dos días –Reclamó la abuela Eleonor –Prometo que no la llevaremos a lugares malos.

—Yo... —Jenna trató de hablar.

—Te la regresaremos en unas horas.

—Iré con ustedes –Determinó con seguridad.

—No puedes, son cosas de mujeres –Se quejó la abuela.

—¡Soy mujer! –Gritó.

—Son cosas que no te gustarán, Maya –Aseguró su madre –Iremos a ver unas cosas para la boda, ropa, flores, ya sabes –Explicó.

—¿Y eso que tiene de malo? Yo también debería ir.

—No lo harás –Respondió Eleonor.

—¡Abuela!

—Maya –Se corrigió rápidamente la castaña –Todo estará bien, no tardaremos, ¿Ok? –La pelinegra rodó los ojos y asintió.

—Bien, estaré esperando en el bote. Dormiré un poco.

—Excelente –Sonrió su madre –¡Vámonos, Jenna!

La señora Allen tomó a la castaña de una de sus manos, cosa que hizo sonreír a la morena sin motivo alguno, y la arrastro con ella y con Eleonor por las calles de la ciudad hasta llegar a lo que parecía ser un local de alta costura donde había un par de vestidos de novia exhibiéndose al público. En letras grandes podía leerse "Allen Fashion Boutique"