ME EQUIVOQUÉ || CHEWIS Y PERSTAPPEN

Me duele aceptarlo

Cuando Max se enteró de la noticia de que Checo había firmado con Mercedes cambiando de lugar con George lo derrumbó, no lo aceptaba, Sergio lo estaba abandonando y definitivamente lo estaba sacando de su vida o ya lo había hecho y ahora Lewis ocupaba su lugar como le había advertido.

—¡Por qué no me dijiste antes de esto!—. Estaba más que enojado.

—Max, ustedes ya no pueden estar en el mismo equipo, perdóname por tomar esta decisión, pero si seguían así esto iba a terminar arruinándolos más de lo que ya están, necesitas ir a terapia, ambos ocupan sanar sus heridas—. Horner tenía la esperanza de ser escuchado.

—No me vengas con esas tonterías, nosotros estamos bien, solo fue una pequeña discusión—.

Horner levantó una ceja, Max ya estaba perdiendo la cordura por el mexicano.

—Si no vas a terapia me voy a encargar de que te quedes como tercer piloto—. Amenazó, el chico lo estaba dejando sin opciones.

Max se quedó callado, no podía ir en contra de Horner, aunque bien sabía que no le haría nada, pero eso se había escuchado tan serio que, si llegaba a pasar, Jos Verstappen lo mataría.

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Ver a Sergio con el traje negro con azul y símbolo de Mercedes lo había hecho sentir extraño, se preguntaba qué clase de relación tenía en ese momento con Lewis, eran los mejores compañeros de la parrilla y se les veía muy bien juntos, hasta la prensa y los medios bromeaban de que era el mejor bromance de toda la historia de la Formula 1.

Cuando terminaron la foto de la nueva temporada, se acercó disimuladamente a Sergio.

—El traje te queda bien—. Sus nervios se lo comerían vivo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar la voz de Max, no lo había escuchado personalmente desde aquélla vez que lo había terminado.

—Gracias—. Respondió automáticamente.

—¿Cómo haz estado?—. Su voz sonaba triste, que hacía que el corazón del mexicano sintiera pesar.

—Bien, he estado bien ¿Y tú?—. Estaba muy nervioso, aún sentía algo por el neerlandés, pero tenía que aprender a dejarlo ir y ser feliz.

—Supongo que las terapias me han tratado bien—. Bromeó.

Sergio comenzaba a sentirse incómodo.

—Me alegro que hayas decidido tomarlas—. Estaba feliz por el neerlandés, su progreso se notaba demasiado.

—Sí, fue lo que debí de hacer hace mucho—. Cayó un momento.
—Lamento el daño que te cause, perdóname, fui un idiota. Debí aprender a controlar mis celos y tratarte como te lo mereces—. Estaba dando el primer paso para redimirse y obtener el perdón del mexicano, aún estaba dispuesto a recuperarlo.

—Te quiero Max—. Sus lágrimas amenazaban con salir. —Pero no puedo perdonarte aún, necesito sanar primero y olvidar lo que una vez sentí por tí, entonces podré hacerlo, pero no ahora, perdón—. Marchó rumbo a su nuevo compañero de equipo que veía aquella escena con preocupación.

—¡Checo, por favor!—. Estaba desesperado, pero no lo presionaría, no le quedó más que verlo partir a lado de su nuevo compañero de equipo, eso no le agradaba para nada, pero no podía hacer nada para evitarlo, ahora pertenecía a otra escudería, le costaba aceptarlo.

También le dolía aceptar que Sergio quería superar el amor que una vez se habían tenido. Aún guardaría la esperanza, el mexicano aún lo amaba, iba a enamorarlo nuevamente y esta vez haría las cosas bien, no se dejaría influenciar más por su padre, Checo una vez le había dicho que él ya era mayor y podía hacerse responsable de sus decisiones, pero él como un idiota había seguido captando ordenes de su desquiciado padre.