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(Libro anteriormente publicado en la cuenta asuna_2340, siendo resubido en esta cuenta con algunos ca...
❀Jeno es el heredero del rico propietario de una empresa sin propósito en su vida. Haechan es un joven sin hogar que vive para cantarle a quien quiera escuchar.❀
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Son alrededor de las 11 de la noche cuando Jeno se va a casa esa noche, después de cenar con varios representantes del grupo de la empresa de su padre. De hecho, podría haber durado mucho más, pero no tenía ganas de quedarse. Se sentía fuera de lugar rodeado de gente de su propio círculo. La primera razón fue que él era uno de los hombres más jóvenes mientras que la mayoría estaba más cerca de la edad de su padre. La segunda razón fue que incluso entre los más jóvenes, estaban demasiado involucrados en la vida de la empresa para que él se relacionara con ellos.
Su padre había insistido en que asistiera a la cena y conociera a un tal Yu Jimin, y así lo hizo. Al verla, Jeno se conmovió por las intenciones de su padre, tenía el tipo de belleza que emocionaría a cualquiera. A los 26 años, había sido soltero toda su vida, pero sabía que elegir pareja era algo que su familia también había cubierto para él. Eso hubiera sido perfecto, si ella le hubiera dedicado una sola mirada en toda la noche.
No le importa. Se pregunta cómo llegó a ser así.
A veces deseaba que su hermana mayor hubiera expresado su deseo de asumir un puesto pesado en la junta directiva, pero no es como si su familia tradicional le hubiera dado prioridad a ella sobre él. La persona que tenía que hacer un cambio era él. Digamos que no quería este trabajo, que quería viajar por el mundo o convertirse en cuidador de un zoológico o algo así. Ni una sola vez expresó ningún tipo de disgusto por el imperio de su padre. Ni una sola vez se retractó del trabajo. Porque eso es lo que ha estado haciendo toda su vida, y no sabe hacer otra cosa.
Sus dedos se aferran al asa de su maletín. Tal vez se arrepienta de haberle pedido a su chófer que lo dejara un par de kilómetros antes de su ático, ya que el viaje a casa resultó bastante agotador. Se detiene un instante para mirar la luz que se refleja en el lento fluir del río.
De repente, un sonido llama su atención. Más abajo, en el muelle que bordea el río, hay un hombre bailando y cantando tonterías. La luz de las lámparas de arco no llega hasta allí, pero Jeno siente que conoce esta voz. Como va en la misma dirección, lo sigue con curiosidad con la mirada, sin poder apartar la mirada, y sigue caminando.
Pasan un puente. El hombre desaparece debajo de él. Una vez, al otro lado, Jeno mira hacia abajo y ve al hombre que emerge, todavía cantando y ahora corriendo.
Corre hasta que tropieza con sus sandalias flexibles y se estrella de cabeza contra el cemento. Su sombrero de pescador sale volando al río. Él se queda quieto.
El corazón de Jeno se acelera.
"Ey. ¡Ey! ¿Estás bien ahí abajo?
Como no obtiene respuesta, se apresura a llegar al tramo de escaleras más cercano que conduce a los muelles y se dirige al lado del extraño. Comprueba cuidadosamente si hay algún rastro de sangre alrededor y sacude suavemente su hombro. Se encontró con un gruñido molesto.
